Regresa
Leo Mateos al formato banda y lo hace de forma renovada… pero no tanto, pues
los músicos que le acompañan son los mismos que lo hicieran en su última
referencia publicada a su nombre Demasiados
bellos para ser esclavos (IntroMúsica 2021) donde ya se acreditaban Ojo (La
Débil) al bajo, Juanma López (Disciplina Atlántico, El Pardo… ) a la guitarra y
Jorge Fuertes (Agrio) que ya estuviera en la primera formación de Nudozurdo, en
la batería.
Como
índica su título Clarividencia:
capacidad de percibir con claridad, pero también intuir hechos ocultos, las
canciones incluidas en él, brotan
cristalinas unas, tenebrosas otras. Dualidad que se muestra en algunos
títulos dobles como “Soledad/Clarividencia” ritmo kraut constante y febril
recorrido por prístino y concisos punteo y a la vez distorsionados riffs que
dejan espacio para una voz más clara y melódica que nunca…
...
aunque sin perder el espíritu experimental que en este disco se plasma en las
canciones más escapistas: los agridulce teclados de “Carta a Nina” o las densas
percusiones y arreglos mínimos de “Lo Que Ocultan Las Arizónicas”, aportando
ambas una sensación de tibis nostalgia… también los teclados de la
retrofuturista “Angel Genetics” y el violonchelo de la claustrofóbica “Cripto
Mundi”.
Hay
además ambientes que, sin ser del todo flamencos, remiten directamente al
folclore del sur, aunque en su faceta más oscura, como hacían en los 80’ Décima
Víctima, como se confirman en el controlado caos épico de de “La Isla del
Diablo” y… otro doble título “Elvira/Santuario Combate” en el que el juego de
espejos refleja aquí dicho aire meridional con el arrebato de distorsión
psicodélica que se desarrolla según avanza la misma.
No
se ha cortado con las guitarras vuelve a las dos guitarras, lo que le permite
recrear progresiones largas y electrizantes en las que perderse tanto en
intros, como en desarrollos que se tensan y bifurcan en imprevisibles
laberintos: “Bisontes Albinos” o “La Bruja” dos piezas destinadas a hacer
saltar por los aires los directos con su progresivas guitarras creciendo y
batería tensándose hasta el punto de ebullición. Un disco rebosante de sonidos
para perderse en uno mismo y también para regodearse con los demás. Un regreso
a la altura.
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