Narrado en la mejor tradición realista y naturista de dicho periodo (Balzac, Zola o Víctor Hugo), pero presentado al estilo de en los años 60’ en Francia, ilustraciones que recreaban grandes obras de la literatura universal en viñetas (en España en los años 70’ Bruguera se inspiró en ellas para crear su popular colección “Joyas literarias juveniles”), generalmente de aventuras, de exploradores o históricas, como es el caso.
También recoge la mejor tradición del famoso detective creado por Conan Doyle, manteniendo el misterio a lo largo de un argumento en que no falta cierto grado de suspense, cercano al terror incluso, en la búsqueda del asesino en serie… “el sangrador”. Respira además aires de ficción, pues sus protagonistas, al igual que los superhéroes de la factoría Marvel cuentan con los aquí llamados “talentos”.
Los tres estilos narrativos funcionan y convergen en el protagonista Émile Farges, cuya talento innato es el de encontrar a las persona o cosas que busca lanzando una pequeña piedra sobre un mapa del lugar en el que busca. Es un hallador, busca personas, por lo que es una pieza cotizada tanto para los defensores de la ley, la policía para la que trabaja, como para los que subvierten el mismo, la mafia... y es que la obra subtitulada como “un relato de los cuentos del pulpo” se incluye en la serie dedicada a la organización criminal así llamada que controlaba París a finales del siglo XIX.