Thriller
inmerso en el contexto de la novela histórica (genero en el que la consolidada
autora se adentra por primera vez) y que sitúa en su ciudad de origen, Sevilla
que en el año indicado en el título vivía su apogeo comercial gracias al
comercio con el continente americano. Un ambiente el del siglo XVI
minuciosamente recreado a lo largo de la obra en sus descripciones y
excelentemente documentado tanto en los aspectos históricos: Flota de Indias,
Santo Oficio… como en los hechos cotidianos: picaros y mendigos… o los aspectos
relativos a la navegación.
Por
la ciudad hispalense transitan dos protagonistas femeninas que comparten la
miseria como origen común, y que en su juventud
toman caminos radicalmente opuestos para la supervivencia: el convento y
el prostíbulo. Dos mujeres con las que la autora reivindica el papel de éstas
en la sociedad, como habitualmente sucede en sus tramas policíacas anteriores,
en las que no elude el compromiso social.
Personajes
bien perfilados y caracterizados, también algunos secundarios que junto a la
referida ambientación y documentación, embaucan en una trama de aventuras e
intrigas que, con la aparición de un cadáver en el mascarón de proa de una nave
lista para partir a América como punto de partida… disecciona la realidad
política, económica, social y religiosa del momento.
Contado
con una narrativa sencilla y ágil, no exenta de precisión y rigor en el
vocabulario de la época y estructurado en breves capítulos fechados y
concretados en lugar… sorprende con una historia, situada tres siglos antes en
el continente africano, que como una cuña se introduce a lo largo de las
páginas del libro sin ninguna relación... en principio con la principal, y deja
cierto poso agridulce con un final abierto que contrasta con lo ajustado de las
tramas y subtramas que recorren sus páginas.
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