Aunque la futurista cubierta pueda despistar,
Javier Vielba y sus barbudos compañeros, vuelven a los sonidos que les
singularizaron en sus inicios: música de raíz norteamericana pasada por el
filtro castellano, no alejado en esencia a la del otro lado del Atlántico. En
formato diez canciones, ideal para escuchar el vinilo del tirón en su algo más
de media hora, en su unitario concepto, apenas sobresale alguna canción como
single.
Domina el clasicismo instrumental de las ásperas acústicas, que
contrastan con vertiginosos arreglos de slide y saltarines punteos: «Lonely Road» o «IOU Nothing», pero ¡ojo! brotan del subconsciente de sus creadores, soul
bastardo «Ride On» que se cuela entre country
rithmanblusero, mutaciones imposibles ¡entre Morrisey y Elvis! en «Strings» o en tono lisérgico: «Nighmare On Suburbia», junto a melodías pop en «Hit the Spot» o «Street of
Babylon». Igual la portada no engaña y bajo la superficie sonora se ocultan
secretos menos evidentes… o hasta inconfesables.
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