28 agosto 2024

Canela Party (24-8-24) Recinto Ferial de Torremolinos - SUPERCHUNK - THE LEMON TWIGS - HOME FRONT - TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO - CRACK CLOUD - CALA VENTO - SHEER MAG - IBIBO SOUND MACHINE - SNÖÖPÈR - SHOW ME THE BODY - PRISON AFFAIR - VVV ([Trippin’ you] - YAWNERS. Publicado en la web Rock & Roll Army

Superchunk. Foto: José Andrés Albertos
 
Llegó el esperado sábado, día del Pitote con sus divertidos y muy originales disfraces individuales y colectivos (vayan a la web y diviértanse un rato), no hubo por tanto camiseta de grupo predominante. Toda una fiesta que abrieron el día de más calor Yawners a los que, vestidos de Spiderman se les desafiaban las guitarras a cada poco. Los cuarenta grados no perdonaron ante un público ya numerosísimo y entusiasmado. Elena Nieto al frente del proyecto se contagio del ambiente elevandolo con su enérgico y vibrante guitarrero y sus conocidas canciones en castellano e inglés: «Suena Mejor», «'River Cuomo»... más alguna nueva. Un comienzo por todo lo alto... 
 
...que dio paso a Prison Affair. El trio catalán divirtió con su punk surrealista y arty en baja fidelidad. Las guitarras sonaron cortantes, el bajo desvencijado, la batería destartalada y la voz jugó con registros de todo tipo, para mantener un discurso más allá del mero entretenimiento. Recordaron a unos Devo pasados de rosca... ¿o fue sugestión del pintoresco paisanaje que iba y venía cual veraniego carnaval?
 
La acelerada fiesta surrealista continúo con la propuesta que más encajaba en ese momento la de Snööper que con una teatral y divertidísima puesta en escena de cachivaches gigantes como un semáforo o una calculadora, no pararon de moverse y saltar de un lado a otro, con Blair Tramer cual encendida colegial disfrutando de lo lindo con su inagotable energía y su chillona voz. Los de Nashville ofrecieron un excitante y vertiginoso concierto de punk arty y naif incendiario, lastrado por problemas técnicos al principio del espectáculo que frenaron su ímpetu inicial... y es que entre electrónicas varias y eléctricas guitarras llevaban un pifostio considerable.
 
Snööper. Foto: José Andrés Albertos 
 
Cala Vento se lo curraron para la ocasión, con una intro en clave formula 1 y ataviados cual pilotos de la roja escudería del “cavallino rampante”, com si de la esucdería Montgrí (su propio sello) se tratara lanzar a la media tarde su efervescentes y optimista vendaval de guitarras y melodía enérgica. ¡Como pudieron montar tanto ruido ellos dos solos! Se dieron una especie de respiro, no mucho con canciones "menos aceleradas" y desarrolladas del, último disco, como «No hay manera», para enseguida continuar  la fiesta con «Ferrari», «Equilibrio», «Del montón», la versión de Sr Chinarro e «Isla D
esierta», con las que propulsaron hasta el más allá  las excitadas almas festivaleras.
 
Con Home Front desde Ontario y al caer el sol, la cosa se puso más trascendente con el post punk de ritmo contundente y rotundo. A la oscuridad de si propuesta ochentera y british con Joy División como referente, añadieron luminosidad, aunque con la enérgica épica contemporánea añadida. Sencillos y directos brillaron principalmente en la voz y teclados... pero  según avanzaba la noche las guitarras tomaron el mando, con el pop hooligan como protagonista.
 
De noche The Lemon Twigs comenzaron su concierto con las  melodías más resultonas y festivas. Los neoyorquinos y aún jóvenes hermanos D'Alario engancharon a la primera con irresistibles estribillos coreables con el “na na na” por bandera, «My golden years o 'In my head», para poco a poco ir acercándose al pop soleado en «If You and I Are Not Wise» con los Byrds en el  horizonte y brillar con las melodías vocales y juegos corales, con la que contagiaron al público la alegre ilusión del tiempo pasado. Simpatiquísimos, esplendorosos y tan felices con su inquebrantable ánimo y dinamismo en el constante intercambioo de instrumentos. Hubo también momentos más edulcorados  «Any time of day», con los teclados comenzando a tener presencia y la voz en falsete, pero volvieron enseguida a la efervescencia guitarrera y coral «Ghost run free», y no olvidarse de sus queridos Beach Boys con la versión de «You're so good to me», y dejar al personal con la sonrisa en la boca.
 
The Lemon Twigs. Foto: Javier Rosa
 
Los veteranos Superchunk mantuvieron el espíritu de la eterna juventud con un concierto en el que no se dejaron un gramo de energía. El disfraz, como dijo su cantante y guitarrista Mac McCaughan, era el de una persona de los 90, y de eso se trató, de un viaje al tiempo en el que las guitarras enérgicas eran las protagonistas junto a las melodías arrolladoras de estribillo feroz. De inició «Driveway by Driveway» el único medio tiempo en toda la noche, que sonó además con una cadencia más acelerada... y es que el resto fue un no parar con la banda sonando como un ciclón, manteniendo el enérgico espíritu juvenil,  como en los viejos tiempos, con la sección rítmica apisonando y las guitarras rugiendo salvajes con ellos disfrutando como chavales. Había hueco en las primeras filas, con la gente entregadísima y creciéndose poco a poco con los temazos clásicos «The first part» y los más recientes «On The Floor», retroalimentando a la ya de por si motivadísima banda, en su frenético raca-raca eléctrico hasta estallar en éxtasis colectivo. ¡La peña enloqueció... de repente? para acabar en descerebrado paroxismo, con gente cayendo al suelo desde las alturas a las que multitud de brazos elevaba, ¡literal!.... y lógico si como hicieron terminaron la sesión con «Hyper Enough», «What a time to be alive», «Slack Motherfucker» y «Precision Auto»... los únicos que hicieron bis tras explosiva actuacion con el recinto "on fire". 
 
Después y ante una encendida muchedumbre, llegó el turno de Triangulo de Amor Bizarro cuya actuación, por festivo contexto y como se iba desarrollando la noche, fue mejor recibida cuando aparecieron sus clásicos arrolladores e instantáneos, que conectaron fácilmente con la gente y contagiaron su nervio eléctrico: «El fantasma de la transición»,  «El himno de la bala», «Baila Sumeria», «Barca quemada»... aunque las paradas en su repertorio más oscuro, retorcido y claustrofóbico también funcionó... a ratos, que en festivalero y veraniego directo se impuso el electrizante e irresistible guitarreo, como demostraron en su incandescente  final con «Vigilantes del espejo» y «De La monarquía a la criptocracia».
 
Triángulo de Amor Bizarro. Foto; Javier Rosa
 
La incendiaria inercia la aprovechó y relanzó Crack Cloud. El sexteto canadienses liderado por Zach Choy, batería y cantante adelantado en escenario en primer plano, ejerció como eficaz frontman, flanqueado por el saxo, el teclado y dos guitarras, para ofrecer una delirante y surrealista locura instrumental a lo Black Midi. Explosivos y  circenses, lo mismo tiraban de free jazz marciano que del Sandinista de los Clash pasado de revoluciones, en orgiástica y tribal batalla percusiva. Disonantes,  discordantes y rotundamente rítmicos con cambios de ritmo rayando la neurastenia... en alucinare despliegue sónico que preparó el despegue aéreo hacia la madrugada...
 
 ...con posterior escala en tierra a los mandos de Sheer Mag. Con los de Filadelfia llegó la propuesta más netamente rockera, destacando su cantante Tina Halladay, con una voz, nada virtuosa, pero, eficaz en su rudo y desgarrado timbre. Demostraron su versatilidad a base de funki soul negroide de tinte sureño y hard rock setentero  con garage añejo. Sin ser una banda clasificable en ninguno de los géneros citados... conseguían soñar tanto a Thin Lizzy como de seguido a Michel Jackson, 
 
Ibibio Sound Machine. Foto: Javeir Rosa
 
Con Ibibio Sound Machines volvió el baile. La megabanda londinense liderada a la voz por la dinámica e hiperactiva Eno Williams brilló con desbordante propuesta afro-funk bailable y colorido, que indujo al publico mas animoso a bailar y a los curiosos a moverse e intentarlo al menos. Su fosforescente actuación no exenta de guitarreo y vitalista electrónica fluyó entre la exuberancia del sonido ‘embalax’ más moderno y el ritmo repetitivo de la tradición tribal en su versión más bailable, la que popularizada Salif Keita. Efervescentes y comunicativos, incluso en castellano, para mucho fue un ideal fin de fiesta...
 
...pues a continuación, ya en las profundidades de la noche, sólo hubo espacio para los sonidos más crudos, radicales y menos accesibles. Primero con el trió neoyorquino Show me the body, que atizaron sin contemplaciones a base de hardcore extremo embarrado de sintetizadores y banjo distorsionado, con regusto industrial  punkarra... para después, morir matando como se repite en el estribillo de KLF, una de las hirientes proclamas del trió de Móstoles VVV [Trippin’ you] que hicieron temblar los cimientos del recinto con una aplastante batería y sintetizadores techno-industriales. Hip Hop electrónico y radical de letras desesperadas repetidas en bucle como tremebundo "pitote" final.

27 agosto 2024

Canela Party (23-8-24) Recinto Ferial de Torremolinos - METZ - PROTOMARTYR - MODEL/ARTIST - WEDNESDAY - CLOUD NOTHING - GILLA BAND - MILITARY GUN - LISABÖ¨- DAME ÁREA - FINALE - ORINA. Publicado en la web Rock & Roll Army

Metz. Foto: Javier Rosa

La jornada del viernes se presentaba más compacta en cuanto a sonidos: urgentes y acelerados, rabiosos y agresivos, sobre todo en horario de tarde- noche, y se notó en el tipo de público (ganaron las camisetas de Black Flag). En plena incandescencia solar, los locales Orina reunieron a un montón de gente con una excitante propuesta de electro punk de guitarras cortantes y sintetizadores afilados con algunos momentos de raigambre meridional
«Begoña», junto a una voz recitada y sarcásticas letras «Poli en chándal» y costumbrismo urbano y divertido «Parkour».
 
La marmita siguió bullendo con Finale que arrollaron con una actuación de aceleradísimo hardcore vieja escuela, sin concesiones, a cuchillo y con espasmódico nervio punk y voz aguda y esquizoide ¡cómo manda el canon! con su cantante un buen rato entre el público sufriendo los rigores del veraniego astro. Los valencianos contagiaron, con su actitud, a un público que cada vez en más número se acercaba perpleja a ver lo que en el escenario sucedía. Veloces hasta para sobrarles tiempo. Se lo pasaron genial e hicieron a la gente pasárselo mejor.
 
Finale. Foto: Javier Rosa
 
Lisabö con tres guitarras y dos baterías, que marcaban los mismos contundentes ritmos casi todo el tiempo, ofrecieron un granítico, cerebral y milimétrico concierto. Una montaña rusa de exaltación sonico-ruidista en equilibrada introspección melódica. Paisajes sonoros virales y tensos que oxigenaron la ponzoña eléctrica y la espiral infinita. Grumo duro pasado por una eficiente batidora de filo fino. Brutales... y solidarios con Palestina.
 
El quinteto angelino Military Gun ofreció una dosis de hardcore bailable de estética hooligan y dosis de rock sofisticado en su versión más british y noventera, con el componente melódico por delante y la épica pop de vocación trascendental. Sin dejar de lado las proclamas recitadas entre estribillos y canciones, Ian Shelton su cantante, se dio un baño de masas entre el público a pie de pista. Hubo también algún momento para el emocore en una actuación más corta de lo habitual.
 
 Cloud Nothings, desde Cleveland cargaron las guitarras más hacia el rock alternativo de los 90', aunque no perdieron su ADN hardcore y punk rocoso. Las melodías de guitarra agresiva  se sostuvieron sobre una contundente batería. Ágiles y efervescentes en momentos desbordantes de melodía punk, fueron derivando hacia sonidos más agresivos, que culminaron en un loquísimo pogo impulsado por la sucia distorsión de guitarra, entre algún momento de claustrofóbica oscuridad y catártica tormenta final. Sobrevoló el espíritu de Dinosaur Jr y Mudhoney en una arrolladora actuación.
 
Wednesday. Foto: Javier Rosa

Wednesday bien entrada la noche y con más espacio en las primeras filas,  atemperaron los ánimos... pero no dejaron de sonar las guitarras ni el espíritu de los noventa, en este caso de inspiración Breeders y Pavement... Aunque en «Quarry» se desmarcaron con una visión pop cercana a los Kinks con su cantante y guitarrista Karly Hartzmande en divertida interpretación. Dominaron los medios tiempos redentores y necesarios para cómo iba la frenética jornada, aunque con la distorsión presente en modo lo-fi y explotando rabiosas y radiantes las seis cuerdas eléctricas con arrebatos finales a lo riott girl. Se avergonzaron de su gobierno y se solidarizaron con Palestina, para acabar con «Bull Believer» y «Wasp» a grito pelao y con autentico cabreo punk.
 
 Se acabó la tregua con Protomartyr y el espectáculo de su trajeado y vehemente cantante Joe Casey, que con su teatral voz-ladrido se mostró como todo un todo un crooner punk, pitillo y  birra incluida (aunque esta vez sin abusar). Sostenido por una trotona batería ganaron en intensidad según avanzaba la actuación con un infeccioso sonido, a la vez que crecía el histrionismo y sarcasmo de su entregando líder. Los de Detroit en el tramo final, cedieron además algo de espacio para el baile más o más bien balanceo de cuerpos pero con la cadera estática.
 
Protomartyr. Foto: Javier Rosa
 
Con el power trió reconvertido en cuarteto Model/Actriz, la apuesta por el ruido no cesó, aunque con diferente piel. Los bostonianos residentes en Brooklyn liderados por un animal escénico como Cole Haden, que  se pasó medio concierto entregado a la multitud mezclado con el público), ofrecieron un vendaval sónico dando zapatilla con el sintetizador y avasallando con un desfase sónico de dance-punk de ritmos tribales y...  experimentales en su síncopa minimalista. Una feroz y ecléctica discoteca global, apocalíptica y artificial... entre Sleaford Mods y Black Midi. Una muy densa y claustrofóbica propuesta, ideal para el comienzo de las  altas horas.
 
Los canadienses METZ comenzaron sin tregua, como una apisonadora rompe cuellos enlazando aceleradas canciones de inercia salvaje que iban solas, generando pogos en el límite de lo peligroso desde el minuto cero y constantes mareas slam navegando entre el agrupado gentío. El espectáculo estaba también en el publico y  hasta pasada la media hora no se relajaron con un atmosférico y desasosegante tiempo lento... fue solo un necesario espejismo, pues el trío de guitarra, bajo y batería, lleno el espacio de ruido acelerado y salvaje para acabar liando una buena.
 
Gilla Band. Foto: Javier Rosa
 
La madrugada se tensó con Gilla Band (antes llamados Girl Band), y los recitados de su cantante y líder Dara Kiel. Los irlandeses tramitaron por las sendas del art-punk oscuro y retorcido con capas de ruido y ferralla industrial además de rock experimental. Sonaron como la turbia amenaza de un desagüe atascado, para acabar en repetitivos sonidos de ultratumba ante un público queda movían en tántrica danza zombi.
 
El dúo de Barcelona Dame Área cerró la extenuante jornada a base de sintetizadores y percusiones tribales en primitivo punk sintético e industrial. Trepanante vuelta de tuerca para un último tramo de noche ruidista y experimental, en este caso en plan txalaparta techno... de mensajes claros y directos repetidos en  bucle: « hay tanta crisis» o «aquí estoy es mi cuerpo». El mejor final tras nueve horas y media de música muy bien llevada... y programada.

26 agosto 2024

Canela Party (22-8-24) Recinto Ferial de Torremolinos - BIG THIEF - CURTIS HARDING - STANDSTILL - SLIFT - ISRAELFERNÁNDEZ, LALE SOTO Y FRENTE ABIERTO - VIVA BELGRADO - GHOSTWOMAN - FIN DEL MUNDO - MEEKY - MARGARITA QUEBRADA. Publicado en la web Rock & Roll Army

Big Thief. Foto:  José Andrés Albertos
 
Tras la fiesta de bienvenida gratuita del miércoles, el, primer día de abono se presentaba como el más ecléctico de las tres jornadas restantes, con muy variadas e incluso antagónicas propuestas entre las que se repartió el numeroso y heterogéneo público, tanto en edad como en pelaje y gustos... según camisetas (la de Alcalá Norte fue la que más se vio). 
 
La tarde comenzó con Meeky que desplegaron con ilusión pop guitarrero, juvenil y ratonero en baja fidelidad que según avanzaba el final, evolucionó hacía sonidos post-punk en su versión atmosférica con los teclados asomando con desparpajo entre las eléctricas. Incluida versión de los punk-rockeros californianos Joyce Manor. Los residentes en Madrid, valoraron agradecidos al nutrido grupo de post-milenial, como ellos, aguantar la solana. La distorsión de voz, aunque no abusaron, no le sentó bien a sus canciones, no así el confeti que se lanza al final de cada actuación de este festival.
 
Fin del Mundo. Foto: Javier Rosa
 
Fín Del Mundo sufrió la severidad de la tarde en el escenario orientado hacia el oeste, y los rigores climáticos que sufren en su Patagonia natal se convirtió en antagonista sensación según se encendían sus pómulos y hombros, lo que no impidió que la sonrisa dejará de asomar en sus rostros. Siguen ganando adeptos en cada actuación  y para la ocasión se congregó un buen puñado de seguidores y bastantes curiosos,  que se movieron según el arrebato de las tormentosas melodías y volcánicos ritmos de consistente pegada, en un repertorio principalmente instrumental, entre las que se cuelan letras precisas en su poética medida, en contraposición a los cataclismos distorsionados de las guitarras. Las bonaerenses de adopción presentaron canciones nuevas. «Una temporada en el invierno» y «Vivimos lejos» sin olvidar sus inicios con la canción que les da nombre y afianzar el presente con canciones ya coreadas como la tensa emoción de «La noche».
 
Tampoco le favoreció el horario de media tarde a Ghostwoman, que sustituyeron la baja a última hora de Bar Italia. El dúo formado por Evan Uschenko en la eléctrica y sintetizador e Ille Van Dessel en la batería, ofrecieron un monolítico y atrayente concierto principalmente instrumental, de cambiantes y turbulentos ritmos, entre los que se retorcía la guitarra y la voz en recitado de él, sobre la machacona y primitiva batería de ella. Distorsión oscura con espacio para la tensión fronteriza, sonidos trascendentes, pero crudos y torsión oclusiva para una cinematográfica y negra 'murder ballad' con el interfecto teatralizando cual amenazante killer. Una actuación impactante.
 
Ghostwoman: Foto: Javier Rosa
 
Con Viva Belgrado el ambiente tomó otro color, tanto en  número como en edad del público. Los cordobeses lograron congregar a una multitud de jóvenes entusiastas: universitarios y de recién estrenada mayoría de edad incluso. Fue un gusto ver el entusiasmo que emanaba del escenario y como, en la pista era recibido el aluvión de hard-pop agresivo de actitud punk. Todo un torbellino melódico de enérgica y acelerada rabia, bien construido bajo el tamiz de la melodía pop voluminosa y potente. «Un Tragaluz» desató el delirio para acabar en hardcore puro y duro con la chavalada disfrutando y reafirmándose como generación con futuro... y más.
 
Cambiaron totalmente las tornas, aunque sorprendió ver también gente joven, del sur principalmente, con camisetas de Triana… en la antagónica propuesta que llenó el recinto en el tránsito hacia la noche. Israel Fernández, Lela Soto y Frente Abierto  presentaron por primera vez su proyecto conjunto que vincula la tradición flamenca con los sonidos oscuros y progresivos junto a atmósferas brumosas de tradición popular. Israel, flamenco contemporáneo, se alternó con Lela, de la legendaria familia Sordera, entrando y saliendo a escena cada dos canciones para acabar convergiendo ambos con la banda de acertado nombre: Frente Abierto, en la que convivían con respeto la guitarra eléctrica,  la flamenca y el sonido electrónico. Más cercana ella, más trascendental él, atraparon entre vaporosos ecos envilecido en sus momentos más íntimos por el sonido de la pequeña carpa de DJs.
 
Curtis Harding. Foto: Javier Rosa
 
Otra de las propuestas más personales teniendo en cuenta el contexto sonoro de la noche, fue la de Curtis Harding. El afroamericano de Michigan aportó un exuberante y colorido surtido de soul retro con muchas dosis de dub sinuoso, roots elegante y down tempo. Puso bailar a las filas delanteras sostenido por un entramado instrumental brillante y de ritmo envolvente, para pisar también los terrenos del blues tribal, con animado duelo de batería y congas... a falta de la sección de viento. No rehuyó las sendas, rock-soul clasicista de guitarras nítidas y resplandeciente, por momentos parecía que Joe Cocker sed había subido al escenario.
 
Los esperados Big Thief pillaron a sus numerosos seguidores con el pié cambiado, pues se preveía repaso de algunas de sus tantas y conocidas melodías, de hecho abrieron con la trepidante emoción de «Shark Smile», pero no fue así. Hasta cuatro canciones nuevas  fueron las presentadas, destacando los cerca de diez minutos de «Incomprhensible», un torrente sonoro que serpenteó entre el intimismo rítmico y la catarsis de distorsión instrumental, en uno de los pocos momentos en que Buck Meek aportó en la voz. También sorprendieron con una formación de dos baterías y nuevo bajista, reforzando los ya de por sí percutidos ritmos del ahora quinteto. Adrianne Lenker apostó por los parajes más introspectivos de guitarra y voz, aunque « Dragon New Mountain I Believe In You» sonó más briosa… y no se olvidó de «Not» y la inevitable «'Masterpiece» con la que concluyeron  un concierto nada condescendiente que pareció indicar punto de inflexión.
 
Standstill. Foto: José Andrés Albertos
 
Standstill se presentaron comentando que era un regalo esta gira especial.... un regalo como homenaje propio a su carrera y a ellos mismos, eficientes músicos como  demostraron una vez más, además de a su público fiel con el que han compartido tanto. Sonaron los clásicos por aclamación: «¿Por qué me llamas a estas horas?», «Adelante Bonaparte »... sin olvidarse de sus orígenes puramente hardcore, cuando cantaban en ingles. Actuación sin sorpresas, aunque tampoco hacía falta. 
 
Los franceses Slift si que sorprendieron con una gran actuación a base de psicodelia, stoner, space rock y hardcore oscuro, sonidos todos ellos tamizados por la distorsión. Guitarra, bajo y batería compenetradisimos en constante virulencia sonora con ramalazos de rock psicótico y trash oclusivo. Les acompañó el horario con un público enloquecido bailando el ciclón circular y centrifugo del hardcore, para bajar revoluciones en retrospectivas interestelares colectivas. Asombrosa actuación. 
 
Con Margarita Quebrada se cerró el círculo juvenil iniciado por la tarde. En este caso, ambase de electro-punk de batería machacona con valiosos sintetizadores oscuros y abusiva distorsión metálica de la voz para deleite del público de la madrugada. No faltó la inevitable colaboración de Xenia en un par de canciones.

25 agosto 2024

ContemPOPránea (3-8-24) Olivenza. NADA SURF - SIDONIE - SR CHINARRO - CHUCHO - LA PALOMA - KARAVANA - MUJERES - ROCÍA SANZ. Publicado en la web Ruta 66

Chucho. Foto: Robbie Ramone

La segunda jornada comienza con un plato fuerte a pleno sol. Demasiado temprano para escuchar a Chucho, con un buen número de seguidores ya esperando en la linde que separaba la sombra del sol. Curiosamente el proyecto de Fernando Alfaro posterior a  Surfin’ Bichos generó más expectación que el primigenio, y aunque no acompañara la hora, el imbatible repertorio centrado sobre todo en el vigesimoquinto aniversario de Tejido de Felicidad (1999): ‘Revolución’, ‘Cirujano Patafísico’ o ‘ Magic’ y ‘Perruzo’ en un ruidoso hardcore final de concierto  y 78 (1996): ‘Cerca del animal’, ‘El Detonador EMX-3’o ‘Un Ángel Turbio’ con Lea Leone, como hiciera la noche anterior, en el escenario haciendo coros. Intensa actuación qu mereció más tiempo y mejor horario. 
 
A las canciones  Sr Chinarro en cambio, les sentaron  mejor el declinar de la tarde. Antonio Luque con diecinueve referencias a sus espaldas y siempre mirando al presente,  con algún viso de futuro, el justo o más bien poco en el pasado y nulo en la prehistoria mostró un repertorio basado en títulos según la línea temporal comentada: últimos discos: «Exvoto» o «V de Victoria» pasado intermedio: «El Rayo Verde», «Los Ángeles», «Tímidos», «Del montón» o «Babieca» y nuevas canciones: «El Muelle1». Irónico y genial, como casi siempre, mostró su mejor cara y embaucó además de con su cancionero con sus ingeniosos y ácidos comentarios.
 
Sr. Chinarro. Foto: Robbie Ramone
 
Lo de Sidonie es un caso aparte, siguen disfrutando del escenario como el primer día aún cuando ya van cayendo los años, se divierten y contagian su alegría con su actitud festiva y como no con su canciones. Saben cómo llevar en volandas a su público (en primera fila muchos padres con hijos… ¡y estos últimos se sabían las letras! Triunfaron  una vez más en el momento álgido de la noche y con el festival a sus pies rendidos a himnos como: «Me llamo ABBA», «Fascinado», «El peor grupo del mundo», «Carreteras Infinitas», «El Incendio» y un final de traca con «Estáis aquí» y la aparición de Rocío Sanz a pecho descubierto… y aún les dio tiempo a sacar el sitar un rato 
 
Sidonie. Foto: Robbie Ramone

El aporte internacional corrió a cargo de Nada Surf que aunque congregó a menos gente que la banda anterior, ofreció una actuación emocionante que repasó buena parte de su discografía con atención a sus primeros discos sonando «Popular» e «Inside Love» ya de inicio, «Hyperspace», «Blizzard of ‘77», «Blonde on blonde»… con la siempre simpática y agradecida banda guitarreando con Daniel Lorca como maestro de ceremonias. Excitante y efectivo aunque corto concierto con el que muchos decidieron poner fin a una noche que continuó con el festín guitarreo de las nuevas bandas emergentes.
 
Nada Surf. Foto: Robbie Ramone

La Paloma acompañados al bajo por la ex Hinds, Ade Martín, ahora en Shanghai Baby, alborotaron al público resistente  con buena dosis de guitarras e himnos generacionales como el adelanto de su nuevo trabajo «La Edad Que Tengo», lo mismo de Karavana con su hedonista proclama ¿Quién Quiere Más? y Mujeres con su cada vez más  urgentes y rabiosas guitarras que sonaron veloces y aceleradas como un tramo final en el que Rocío Sanz, con poco tiempo acabó de incendiar a los pocos que quedaban con su desparpajo y energía, en una actuación en la que estuvo más entre el público que en el escenario. Un torbellino con el que se cerró la edición.

24 agosto 2024

ContemPOPránea (2-8-24) Olivenza. SURFIN' BICHOS - MERCROMINA - EL COLUMPIO ASESINO - NIÑA POLACA - LOS PUNSETES - MELENAS - VOSOTRAS VERÉIS - JORDANA B. Publicado en la web Ruta 66

Surfin' Bichos.
Foto: @ccascara
 
El longevo festival extremeño, más de veinticinco ediciones le contemplan, reunió en esta nueva edición a una variada muestra de veteranas bandas, con la hermandad albaceteña (Surfin’ Bichos, Chucho y Mercromina) como estandarte, junto a valores emergentes, algunos ya reconocidos (Niña Polaca) en amplio y cómodo recinto del Baluarte de San Blas oliventino.
 
El viernes comenzó con Jordana B y su enérgica propuesta de pop urbano costumbrista y pegadizo de letras reivindicativas. La banda encabezada por María Solá solventó la dificultad del horario con desparpajo y ánimo… que contagió a la actuación de Melenas, que aún en horario recalentado ofreció un variado repertorio que comenzó en su versión más pop para avanzar por sonidos  menos sencillos y oscuros con el sintetizador y las baterías como protagonistas junto a guitarras reverberadas. Mejor en estas frecuencias, y como no… en «Osa Polar» la versión de «Eisbaer» de la ochentera banda de culto suiza Grauzone.
 
Mercromina. Foto: @ccascara
 
Algo similar ocurrió con Mercromina que paradójicamente  brilló más en la oscuridad de canciones como «El libro de oro de la congelación» de su disco mas kraut Bingo que en la previsibilidad  de la intimidad pop de la esperada y aclamada «En un mundo tan pequeño’ por ejemplo. Derrocharon intensidad, sobre todo a la hora de ensamblar el sonido de teclados y guitarras. Joaquín Pascual, Carlos Cuevas y José Manuel Mora, repitieron en la siguiente actuación, a los que se unió Fernando Álfaro para presentar a los icónicos Surfin’ Bichos que se abrazaron lógicamente a su irresistible repertorio clásico, un viaje generacional con retorno en un par de canciones del aún reciente Mas allá de la que recuperaron la inevitable «Máquina que no para’ y la menos esperada «Señales» como muestra de un repertorio que viró entre las tormentas sonoras de «¿Qué clase de animal? » o «Rifle de repetición» junto a las calmas tensas e íntimas de «El final de una quimera» u «Oración del desierto’, para finalizar… previo «Efervescente’ con Lea Leone (Natalia Alfaro León) en el escenario en pronosticable pero necesaria catarsis colectiva con «Gente abollada» y «Fuerte»
 
El Columpio Asesino. Foto: Foto: @ccascara

La noche avanzaba entre propuestas maduras y tintes oscuros con la despedida de El Columpio Asesino que en este caso y en contra de lo comentado antes, sonaron mejor en su versión más cañera festiva, que en los laberínticos desarrollos de sus últimos trabajos. La arrolladora fuerza melódica de viejas y canciones en el filo,  como «Ye ye ye», «Perlas» e incluso el hartzago de un «Toro» que sonó a gloria, se impusieron al trote electrónico y sintetizado con discurso interior de «Lombriz de tu cuello» o «Ballenas muertas en San Sebastián» aunque funcionaron como impías emotivo en un repertorio que miró a las diferentes etapas de la banda. Relevo generacional y antagónico sonido el de Niña Polaca que alborotaron al personal más… y menos joven con su generacional rock bailable de ratonero guitarreo, que unido a sus costumbristas e irónicas letras de aire canalla y jovial encendieron a un público en plena efervescencias festivalero-nocturna.
 
Los Punsetes. Foto: Foto: @ccascara

La última propuesta en cuanto a banda de largo recorrido, fue la de Los Punsetes que sin más sorpresas ni falta que les hace, dispararon por boca de la sempiterna inamovible Ariadna Paniagua, sus divertidas diatribas sociales «Opinión de mierda’, no exentas de inteligente ironía «Mabuse», mala baba «España corazones» y castiza diversión «Que le den por culo a tus amigos»… y devoción por las guitarras. Infalibles una vez más por mucho que los hayas visto y no es fácil mantener el tipo tantos años sin apenas cambios. Nadie se movió del recinto hasta que se fueron, para dejar sólo ante unos cuantos verdaderos “indies” ,como alguien comentó, a Vosotras Veréis con la difícil papeleta de continuar con el desenfreno, objetivo que cumplieron con creces con su punk-pop de guitarras y estribillos pegadizos.

21 agosto 2024

Enclave de Agua (27-7-24) Soria - NIK WEST - GREEMENTS PLAY P-FUNK - SOUTHERN AVENUE - THE TWINS SOULS - RED CACTUS - GROVE PREMADE JOE & SÁNCHEZ - COMBO PARADISO. Publicado en la web Ruta 66

Nik West
 
El sábado en sesión vermut situada en el Tubo Ancho Combo Paradiso alargó la tarde con su rock-soul huracanado y bailable cantado en castellano. El cuarteto formado por la unión de los experimentados músicos Juan Zelada, Julián Maeso, Adrián Costa y Alberto Anaut, hizo moverse a los fieles infatigables que no se pierden una, (ni el mediodía, ni la tarde ni la noche) con  un coctel de ritmos latinos de aire retro sin prejuicios que recordaron a las big band de antaño, sorprendiendo con un meddley de «En el Río» de Miguel Ríos con…  ¡la «Lambada» de Kaoma! Continuaron la fiesta Groove Premade Joe & Sánchez, o lo que es lo mismo, la banda soriana y el guitarrista madrileño, dos propuestas que ha sonado en ediciones anteriores unidas para la ocasión en clave de blues –rock con tintes jazzero y funky elegante como epílogo a las actuaciones en el casco urbano en esta edición.
 
Red Cactus

De nuevo a orillas del río Red Cactus calentaron el ambiente a base de buen blues-rock de carretera. Los de la sierra norte madrileña mostraron un sudoroso recorrido por el rock clásico de los 70’, además de una sorprendente versión de… Michael Kiwanuka. A continuación el power-dúo de hermanos franceses Guilhem y Martin Marcos que forman The Twin Souls, incendiaron el escenario a base de rock añejo pasado por la trituradora. Se fueron intercambiaron los instrumentos: guitarra, batería y sintetizador en frenético torbellino sonoro garagero sin freno… en imbatible y potente éxtasis ruidista. Los de Toulouse triunfaron ante un numerosos y anonadado púbico.
 
Souther Avenue

En el escenario grande ya, otra de las actuaciones más comentadas y disfrutadas fue la de Southern Avenue y su propuesta soul de raíz sureña junto a ritmos bluseros y espirituales voces. Un amplio abanico sonoro bien ensamblado que en algunos momentos se tiñó de soul oscuro. La emergente banda de Memphis, encabezados por la simpática y encantadora Tierinii Jackson, ofreció una pletórica actuación en las que hubo momentos para que el teclado y violín fueran alegres protagonistas. Una fiest instrumental bailable y contagiosas que se hizo corta.
 
Greements plays P-Funk

Después, Gréements de Fortune, rindieron tributo a Geroge Clinton y Parlialment-Funkadelic,  con quien la banda francesa ha colaborado en varias ocasiones. En esta ocasión y en nueva visita al festivas actuando como Greemennts plays P-Funk para interpretar el repertorio del octogenario padre del funk electrónico. Ataviados con distintas y alocadas vestimentas, avasallaron con su sección rítmica y de vientos,  encabezada por el saxo y la voz del sideral showman  Eric ‘Shrizz’ Rohner para mostrar un tornado de funk rock, psicodélico y progresivo que abuso en exceso de la petición de participación del público.
 
Kim West
 
Finalizó la edición por todo lo alto con Nik West la que fuera bajista de Prince cautivó con su coctel del soul- funk explosivo y feroz. La Arizona se mostró enérgica y electrizante al bajo, además de excelentemente secundada en coros, y con una atrayente presencia escénica, reinó en el fin de fiesta soriano con clase y garra avalada por la popularidad de un repertorio que regaló tres versiones: el biteliano «Come Together», «Kiss» del citado Love Symbol de Mineapolis y el «Proud Mary» de la Creedence con su “Rolling on a River como coreada traca final. Mejor final… imposible.