02 marzo 2024

ISRAEL NASH (23-2-24) Loco Club Valencia. Publicado en ela web Rock & Roll Army

El músico de Missouri apareció con puntualidad en una sala expectante y a rebosar, para presentar su último trabajo Orzak ese en el que como el mi
smo explicó a los presentes (tras la evocadora “Don’t stop” ), recorrerán con él los paisajes de su lugar de origen, el que da título al disco… y es que Nash es de esos pocos que en directo se apoya entre canciones en un discurso propio, interesante y necesario incluso para seguir mejor la actuación en formato conceptual: el amor a las personas presentes y pasadas, a la tierra (la mesetas de su tierra natal), a los entes espirituales…
 
…y es que como hijo de predicador que es, tiene una doble y antagónica capacidad, la de parecer distante y a la vez cercano, con el aura que le da su presencia taimada por un lado y la complicidad con la que trata a su público por otra. Así fue esta liturgia de psicodelia folk a la que se unieron los espíritus de Tom Petty y sus ‘shalalalala’ y ‘ohohoho’ en “Orzarek” y “Shadowland”, de Dylan y su It's All Over Now, Baby Blue en “Woman at the Well”, Beatles y los coros finales de su Hey Jude en “Rexanimarum” y ya en el bis…  tras un alarde de elegante rithmanblues de aire melódico que sonó a Fleetwood Mac “Firedande” flotó en el ambiente Neil Young en la explayada final de concierto de “Rain Plains”, que sonó a su particular Down by The River en duelo final entre Eric Swanson (pedal steel y órgano) y Curtis Roush (guitarra),  este último con bastante protagonismo a lo largo de la noche. También “Mansions” sonó a desatado delirio eléctrico. 
 

Antes de eso Nash había transitado por la senda de las emociones a medio tiempo con la clásica “Baltimore” la épica guitarrera de “Pieces”, “Rolling on” acompañado solo por el piano y la íntima “Lost América” en cuya presentación mencionó a los que volvieron de Vietnam, pero sus mentes no regresaron nunca de allí. Nash demostró una vez más que en directo sus canciones alcanzan otra dimensión, crecen en energía y volumen y desbarran en medida orgía eléctrica, la necesaria para llevar al respetable a terrenos intermedios de placentera contemplación auditiva.
 

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