Nueva
ocasión para escuchar las canciones que forman parte de "Tip of the
Sphere", el último disco del californiano, que ya había presentado, aunque
en un contexto muy diferente, en el pasado Tomavistas. En aquella estupenda
tarde de mayo entre los árboles, en el escenario secundario y limitado por el
tiempo McCombs, sin abandonar los sonidos más plácidos del su atemporal
pop-folk, se decantó por su también característico sonido psicodélico y guitarrero.
Había que hacerse notar entre curiosos y paseantes a deshora en espera de otras
actuaciones... ¡y bien que lo hizo!. Se ganó a un buen puñado de futuros
seguidores y para muchos, una de las mejores actuaciones del festival... y
calidad hubo este año...
Pero esta
nueva ocasión se presentaba totalmente diferente, con todo a favor para una
actuación como la que McCombs ofreció esta noche de martes otoñal. Empezando por
el Teatro Lara, lugar ideal en el que el reducido aforo de su patio de butacas
y palcos, junto a una muy buena acústica, hacen que los conciertos aquí se
conviertan en algo inolvidable. Entrañable y acogedor.
Pero la escenografía
visual y sonora hay que aprovecharla y de eso se encargó no sólo el
californiano, sino también la magnífica banda que le acompaño. Cada uno de
ellos concentrado sobriamente en su instrumento. Impecables en los ritmos y brillantes
en momentos puntuales en los que los arreglos acompañaban a los diferentes
arpegios o punteos de guitarra que McCombs tocaba con solvencia.
Comenzaron (en
plural porque fueron realmente una banda) sin concesiones, con las
canciones que abren su dos últimos discos respectivamente. La hipnótica y
embaucadora "I followed the river south to what", más de siete
minutos y medios de ritmos minimalistas que van creciendo mientras la guitarra
se recrea en una leve psicodelia que juguetea con los arreglos de bajo y
teclado, y la brutal elegancia rítmica de "Bum, bum, bum".
Continuaron
con los ritmos crecientes y obsesivos adentrándose en los sonidos más personales
del country con "Big wheel", los ritmos graves de la Noga Shefi
imponían su groove... y es que por un lado brillaron los ritmos repetitivos,
pero sobre ellos, también las melodías en su versión jazzera en la futurista
"Laughter is the best medicine", folk en la tribal "Real
live", psicodélica en la preciosista 'Tying up loose ends' con la
que abrió el bis e incluso pop aroma costa este sesentera en "Brighter...
... aunque
la banda imponía su filtro, flotaban en el ambiente un sin fin de sonidos que
recordaban otras épocas... aires setentero a lo Sweet home Alabama en "The
great pixley train robbery" o en "Rancid girl" abstracción entre
ZZ Top y Frank Zappa con la que despidieron en el bis... o en la exótica
"American canyon sutra" recreándose en el "kraut" pionero
de Can... aires ochentero a lo Joy Divison en "In a chinesse alley"
... ¡ hasta bossanova ! en su último y recientísimo single
"Confidence man" la imaginación es libre... y voló.
Voló y se
posó en "Rounder", momento más intenso en cuyos diez minutos se
concentraron los citados sonidos y matices que iban y venían revoloteando por
el teatro. Ritmo en avance constante, contundente y elegante sosteniendo
teclados y guitarra en una especie de "free jazz" medido al milímetro
más que improvisado y magia... mucha magia.