Musicalmente, la artista de Maryland, se mueve
entre las bandas alternativas de guitarras de los 90’ y el folk íntimo de
última generación, exponiendo su universo sonoro sin sobresaltos y es que tanto las eléctricas como las acústicas
suenan con precisión, sin estridencias, lo que unido a su ondulante cadencia de
voz, hace necesaria una escucha pausada para saborear con atención y del tirón
unas canciones que, sólo en apariencia, parecen pasar desapercibidas, pero que…
esconden reconfortantes matices y detalles, como en ‘Headlock’ o ‘Valentine’,
perezosa melodía inicial sobre leves sintetizadores que… estalla en riffs de
guitarra enérgica y batería directa, con la que se abre el disco.
Otro de los
escasos momentos de arrebato contenido en ‘Glory’ donde ritmos y melodías se
llevan ruidosamente el protagonismo, junto a unos coros un tanto arrastrados
con los que conformar una oscura melodía de viciado hipnotismo.
El proyecto de Lindsay
Jordan en cuanto a letras. continua transitando por las sendas del desamor en
una catarsis personal que en su segundo disco se muestra en un tono agridulce… aunque a la vez luminoso.
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