06 agosto 2024

Tsunami Gijón - BAD RELIGION - ALKALINE TRIO - YUNGBLUD - MISCONDUCT(19-7-24). Publicado en la web Ruta 66

Bad Religion.Foto Robbie Ramone

Tras el maratón inicial, la jornada del sábado comienza para el que esto escribe con el cielo cubierto y entre leve lluvia casi anocheciendo con Yungblud, que logró congregar a un buen puñado de jóvenes cómo él sin prejuicios estilísticos, que es lo que ofreció el veinteañero
Dominic Richard Harrison, una batidora de sonidos punk-rock facilón, rap cañero, hip-hop bailable y rock contemporáneo para los estadios… entre los que se colaron interesantes acercamientos al ska en su versión más sofisticada y revolucionada. El británico de Doncaster como frontman se trabajó con euforizante entusiasmo a la chavalería a la que no paraba de arengar enérgicamente. Se le veía con ganas de estar en la pista pasándolo bien igual que sobre la tarima. Actuación apreciada también por el público veterano pero en breves dosis. 
 
Yungblud. Foto Robbie Ramone
Los reubicados en horario Alkaline Trio llegaron por los pelos, como ellos mismos anunciaron al comenzar, con muchas ganas y energía, una actuación incendiaria de punk rock festivo en ocasiones y algo más oscuro y contundente en otras, saltándose los cánones, pero sin romper la barrera que los sustenta a base incluso de brillantina rock además de hard-pop acelerado. Los de Chicago dieron un concierto apasionado y enérgico con la melodía estallando desde en las eléctricas seis cuerdas.
 
Alakline Trío.Foto Robbie Ramone
 
Llegó la actuación más esperada de la presente edición. Bad Religion con Greg Griffin al frente enlazaron trallazos de punk rock californiano demostrando quienes inventaron y pusieron nombre al género. La batería de imprescindibles títulos que iban cayendo ocuparía buena parte del espacio de esta crónica. Como nuestra el final con «Sorrow», «Generator», «21 St Century (Digital Boy)», «American Jesus» en el bis... y cada cual que incluya la suya. La trituradora melódica sigue engrasada y con la maquinaria a punto. Las guitarras parecían volar solas, impulsadas por una base rítmica incombustible y precisa como un metrónomo, para un público que gastaba las últimas balas en forma de pogo, más o menos salvaje según la edad, hubo de varias generaciones saltando entre las primeras filas. Los angelinos demostraron estar a la atura de los esperado como cabezas de cartel.
 
Misconduct. Foto Robbie Ramone

La papeleta de cerrar la noche recayó en Misconduct y que mejor manera que hacerlo que dándole una vuelta de tuerca a base de hardcore punk dinámico y ultraveloz con el que atrajeron a un buen puñado de gente que aun tenía la pila cargada. Los suecos, ante la tesitura dejaron la melodía en un segundo plano, aunque sin prescindir ella, para ofrecer una actuación trepidante y urgente como colofón a la noche

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