El
cineasta de Alcoy reflexiona sobre
el paso del tiempo y lo que se ha ido perdiendo en el camino, sobre todo por
decisiones o errores propios y las segundas oportunidades para enmendarse. Lo muestra desde el género de la comedia emotiva y no exenta de trascendencia
existencial, pues los dos protagonistas en huída hacia adelante, tratan de
alejarse de un presente, que viven con insatisfacción.
Colombo es un entrañable
tarambana incapaz de cumplir con sus obligaciones familiares básicas, que se
encontrará con un peculiar personaje Mario, aficionado a las aves y con
dificultades en el habla y en el movimiento. La imposibilidad de conducir de
uno y la necesidad de dinero de otro les une en esta road-movie que les lleva
desde Valencia hasta el Mar Muerto. El objetivo seguir a las grullas, ave en
movimiento constante, sin fronteras, libre de ataduras impuestas por la
inconsciencia de la vida de uno o por desatinos del azar en forma de tragedias
pasadas del otro. Grullas como símbolo también de anhelos que se persiguen con
vistas a un futuro alejado del previsto. Dos pájaros bien interpretados por Luis
Zahera y Javier Gutiérrez con emocionantes momentos tragicómicos, aunque algo
‘excesiva’ en las escenas de ‘excesos’ nocturnos y diurnos que en su viaje se
permiten los protagonistas.
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