La primera novela del músico madrileño y
periodista (Carne Cruda) es una vertiginosa historia que describe a la
generación precaria, la que afronta la madurez de la treintena con formación
pero sin empleo… digno. Concentrada en 72 intensas horas desde un viernes noche
hasta el lunes en la capital. Una raod-movie
interior con todas las explicitas referencias a garitos, calles,
lugares…una crónica alejada de la ficción, aunque lo es, apegada al
hiperrealismo, un viaje emocionante y frenético, que no da tregua e incluso
llega a ser excesivo en sus más de 350 páginas. En ella un grupo de amigos al
que se incorpora un nuevo componente, que puede ser el mismo lector en una trepidante
inmersión en un mundo, bebe, vive, sufre, ríe… mirando cada día como único
futuro.
Formalmente, no es fácil, escrita del tirón sin capítulos o apartados
casi, las aventuras y desventuras de sus protagonistas, tras un inicio vibrante
y absorbente, llega a abrumar. Mareante y reiterativa en muchos momentos, como
seguro es la intención de su autor afrontando valiente el riesgo. Una renovada
Historias del Kronen, que refleja treinta años después estructuras sociales que
no han cambiado. Una particular visión original y diferente para la reflexión,
con fundamento ideológico, y aquel lejano 15M en el horizonte.
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