En su opera prima, la directora británica cuenta la historia de Cassie interpretada por Carey Mulligan, una joven con un futuro de éxito asegurado… hasta que un turbio incidente le desvía del camino trazado. Su elegida y anodina nueva y doble vida, se transformará ante la oportunidad de arreglar su pasado. Un thriller dramático en el que se trata el abuso sexual y la venganza entre la delgada línea que marca una protagonista difícil de catalogar como concienciada justiciera social o como total desequilibrada.
Ambigüedad marcada por una narración fluida y estilísticamente variada que se mueve sin pudor entre el glamur y lo cutre, ayudado por buenos momentos de comedia negra que permiten seguir con interés una trama equilibrada, que transita por diversos géneros, y aunque puede desconcertar, sobre todo cuando se acerca aunque sin adentrase en los terrenos de la comedia romántica y parezca desviarse frívolamente de su objetivo: denunciar la violencia sexual socialmente consentida hacia las mujeres en las “civilizadas” democracias occidentales, consigue mantener el interés.
Algo predecible aunque bien resuelto en su delirante… más bien hilarante final, es una recomendable película que ha creado diferentes opiniones en un debate que… se supone debería estar ya zanjado y al margen de controversias.
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