Los
Hermanos Cubero presentaron en el ciclo Sesión Vermú sus dos nuevos discos
editados conjuntamente en uno doble (Proyecto Toribio y Errantes telúricos) en
la acogedora villa de Torrelaguna, cuna de Cardenal Cisneros en cuya porticada
plaza castellana y al lado de su magnífica iglesia gotico-renacentista, se situó
el austero escenario al que Roberto y Quique se subieron con sus habituales
corbatas y trajes de domingo.Mediodía brumoso, fresco y con llovizna junto a problemas técnicos que retrasaron el inicio no invitaban a la fiesta, pero las sillas de la plaza se fueron ocupando por un populoso público formado por familias autóctonas y algún que otro grupo de forasteros que obtuvieron recompensa a su paciencia… y es que no es solo fueron las canciones, sino la forma en que lo hicieron, lo que reforzó el mensaje (la tradición presentada como modernidad… que no moda) introduciendo las tonadas con afinadísimo humor en juegos de palabras y anécdotas… entre ellas las ráfagas de viento que también fueron involuntarios protagonistas amplificando su sonido al colarse por los micrófono e incomodando a unos músicos que no perdieron la sonrisa.
Así de forma natural, sin explicaciones etnográficas innecesarias fueron presentando los sonidos de su tierra: jotas, y pasodobles (de Algora) junto a sonidos foráneos asimilados como el foxtrot (del mismo lugar) o la mazurca… y hasta un cuplé «Mala Entraña» que según nos explicaron popularizó Sara Montiel y en su tierra la canturreaban sin voz como si fuera propia del cancionero del lugar, en un bonito ejemplo de asimilación a la inversa.
Melodías
que forman parte de Proyecto Toribio y que recupera las canciones del jotero
alcarreño Toribio del Olmo que tienen al violín como protagonista. Instrumento que
estuvo presente en esta ocasión con la presencia de María San Miguel que
también puso su voz a algunas canciones de Errantes Telúricos como la entretenida
historia de «La boda y el entierro» con la que abrieron y la
emocionante «La
Rama»… aunque no
lo hizo en otras del mismo disco como «Canción para un final» o «Problema a los problemas» con la que cerraron. María, en sintonía musical
y vital con la mandolina y guitarra de los Cubero, consiguió que realmente fuera un concierto a tres.
Rescataron algunas viejas canciones para no olvidar de donde vienen ni el camino recorrido hasta ahora «En la Alcarria para siempre» y para recordar lo duro del camino a nivel personal «Tenerte a mi lado» que sobrecogió el corazón con su explícita amargura, aunque bella a la vez en su tristeza… pero el apresurado y acelerado bis trajo la alegría al acordarse de la jovial «Levántate» con la que María, de nuevo en el escenario supo guiar con desparpajo al público en la coreografía con que la acompañó y con la que se despidieron divertidos su “arte con orgullo”. Ah… y al final ¡el sol se unió a la fiesta!
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