Inmersa
en el cine social, el estreno de la directora turca nos muestra diferentes
aspectos de esta sociedad a través de la mirada de una joven (Dilem)
interpretada por Dilayda Güneş que sueña e intenta ser famosa en el mundo del
baile moderno… tomando como punto de
partida un apagón eléctrico de larga duración que afecta a todo el país como
metáfora de un país que se apaga bajo el totalitarismo de Erdogan.
En
el contexto de una ciudad hostil… el actual Estambul, que se filma en la
realidad de sus barrios grises, sucios y míseros, muy alejados del vistoso y
turístico centro, se amalgaman atropelladamente diferentes personajes y tramas
con las que nos presentan una visión crítica del país planteando situaciones
como la mujer en Turquía, el atavismo religioso tan fuerte aún en la
supuestamente moderna ciudad del Bósforo y principalmente la especulación y
corrupción inmobiliaria consentida por el poder y al servicio de las delirante
ideas de una Nueva Turquía reflejo del aludido presidente.
Se
pierde en el intento de contar y enlazar las diferentes tramas con las que
denunciar la situación, abusando además de flasback que no ayudan a seguir al
hilo. Solo al final la cinta logra cerrar el círculo, pero quedan cabos
sueltos, se presentan historias y personajes pero apenas se desarrollados en un
montaje algo caótico.
Recomendable
en todo caso, como “opera prima” y por el acertado impacto visual de unos
edificios, que se convierten en un silencioso personaje al acecho, filmando con
cierto tono poético lo agresivo de su presencia… los planos de sus altos
edificios aún en construcción.
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