Atención Tsunami Foto: Dani Aguilera |
Abrieron
Jamie 4 President, trío que presentó su todavía vigente It Bites (BCore 2023) que copó buena parte del repertorio, aunque
las primeras en sonar fueron antiguas canciones «Speederina» y «Everythings Fades», lo hicieron con la
enérgica vitalidad del power-pop acelerado. Rotundidad y velocidad que
se conjugaron a lo largo de la actuación, con el bajo de Borja Pérez sumando líneas
melódicas a su función rítmica y alternando con la guitarra de Jamie Green el
protagonismo en las voces, mientras Pablo González en la batería iba como un
metrónomo.
Con
las nuevas cancones aparecieron los primeros matices: el medio tiempo en sube y
baja de «We Owned The Night» o la lenta intensidad agridulce de
«It
Bites» para
volver al redil power-pop en su personal versión voluminosa «My Lucky Token» o «Cobwebs». En el tramo final, tirando de discografía, se
adentraron por senda más oscuras y densas «Videoclub», acercándose al emo-core «Far From Blue» y directamente a lo siniestro con
matices bripop «Candyfloss» para cerrar un concierto que
ofreció más de los que parece.
Ocuparon más
espacio Atención Tsunami con tres guitarras en el escenario haciendo ruido y
distorsión eléctrica con las que recrearon un viaje emocional por los
sonidos del punk recitado y el rock tenso expansivo e hipnótico que recorre los
surcos de su vuelta a los estudios de grabación tras cinco año de parón Core (Raso 2024) disco que prensaron
ante un público fiel, que no se ha olvidado de ellos en su regreso, como Álvaro
Marcos al frente del quinteto agradeció.
«Máquina Violenta» y su voz recitada junto a las abrasiva
guitarra, ritmos de batería y bajo
densos y oscuros, marcaron el inicio de un viaje interior visceral directo a
las entrañas del oyente. Ruido apocalíptico en «Una Habitación Con Vistas» guiñó a la desaparecido banda
hardcore A Room With a View, resplandeciente y luminoso en «Politiza tu
estrés», emponzoñado
y venenoso de «Con todas tus fuerzas», crudo y grumoso en «Gente Sonriendo en Fotos».
La viscosa cadencia
crecía entre ramalazos postrock «Casi Nunca», una vieja canción que lanzó al público… y estalló
en punk «Rentistas», mientras entre estallidos de distorsión y distensión, la
voz de Álvaro, deparaba letras de inteligente y lírica denuncia. Cerrar los
ojos era volver a los años 90’ a revolcarse literalmente en la Sala Revolver
con banda como Vírgenes Adolescentes o 713avo Amor, entre humo azul y
melodías viciadas como las del cierre,
«La Ira de Kaplan» para sobrevivir ya en el presente a los infiernos del ruido.
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