El primer larga duración tras un
par de Ep’s de la banda londinense sigue las pautas del catalogado como ‘crank
wave’ cuyo término se aplica al sonido que, sobre todo las jóvenes bandas
británicas, abrazan como tabla de lanzamiento seguro bajo la consolidada escena
creada por nombres ya reconocidos: IDLES, Viagra Boys, Sham o Squid entre
otros. Punk oscuro en su versión arty entre recitados de voz que se acelera
rabiosa y distorsionada hasta el estallido sónico y la voz en grito, junto a guitarras
desquiciadas y teclados vaporosos.
El cuarteto que ocupa este espacio,
añade también un componente experimental en los ritmos, ya que sobre las
digitales cajas de ritmos superponen analógicos golpes a materiales de oficina
como sillas, mesas o lo que se les ponga adelante, con los que consiguen
incitar de forma instantánea al baile descontrolado y arrítmico ‘Big Ground’ abre
el disco como declaración de intenciones bajo los calificativos citados para
contextuar al grupo o ‘Strange Neighbour’ en el que se adentran además en terrenos algo más
inquietantes.
Pisan además de forma tangencial
sonidos minimalistas: motóricos unas veces, laberínticos otras, en unas especie
de escapismo psicodélico que en el primero de los casos se larva hacia ellos
mismos ‘Freeze’ y en el segundo eclosiona hacia los demás ‘New Feature’. Diferentes vías
para buscar un hueco en una selva sonora de rápida combustión y constate
renovación.
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