El componente realista lo marca el drama social individual: el desamparo
económico de madre e hija tras la desaparición del cuerpo del marido-padre, pero
también colectivo: la dura vida de los sobrios habitantes de la citada costa y
las dificultades cada vez mayores de sobrevivir con su tradicional actividad
pesquera, que la directora atinadamente enlaza con el thriller, pues aunque sin
ser este género principal, aparece el sempiterno tema del narcotráfico en dicho
lugar.
En este aspecto es valorable la formación como documentalista de la
directora, sobre todo en el manejo de la cámara en mano, en largas secuencias y
en el retrato de los personajes de Sica (Thais García) y su
madre (Nuria Prims) en los que consigue penetrar en su interior,
aparte de lo que su imagen exterior refleja. Del local drama particular, al
general desajuste global.
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