El señor Valéry trata de aplicar la lógica a los asuntos cotidianos más triviales que le ocurren en la calle, apoyándole en una serie de dibujos des etilo naif con los que pasar de la forma más divertida de la incredulidad al surrealismo. El señor Henry nos engancha con su enciclopédico discurso cuyo fin último es ¡una copa de absenta! El señor Bretch, en forma de cuento nos hace pensar con su ácida crítica a la sociedad de masas. El señor Juarroz te desconcierta con sus ideas de ordenación de cajones y bibliotecas. Imposible no identificarse con el señor Walser y su divertidísimo episodio ente lo surreal y el suspense con una casa que no parece acabar de "desarreglarse" nunca.
Seguimos con el señor Calvino y sus extravagantes sueños y paseos callejeros en los que el dibujo vuelve a estar presente, el señor Breton en el "súmmum" del surrealismo entrevistándose así mismo y el señor Kraus con el que vuelve la crítica, ahora política, en su forma más sarcástica con los dialógos entre el jefe y sus auxiliares. Para finalziar el señor Swedemborg y sus alucinantes dibujos de geometría sencilla con los que explica lo más y lo menos trascendente y el señor Elliot y sus detallistas conferencias sobre versos concretos de algunos poemas.
Desde los diferentes personajes, Tavares de una forma inocente, narra las cosas más simples como forma de llegar a las más trascendentales, utilizando para ello aforismo, humor, ficción... rindiendo además homenaje a buena parte de la literatura contemporánea.
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