Iñigo Garcés, o lo que es lo mismo Iñigo Cabezafuego lleva media vida
liderando o colaborando con infinidad de bandas: Jugos Lixiviados, Mermaid,
Basque Country Pharaons, Royal, Canal o Atom Rhumba entre otros tantos. Ahora
decide lanzarse en solitario con un sorprendente disco en cuanto a músicas y
letras. El que siembra recoge y de ahí se nutren las muchísimas colaboraciones
de amigos que aportan en el disco entre las que destaca la de Joseba Irazoki (Athom Rhumba, Nacho Vegas...)
Inclasificable definir su sonido, pues con tanto ir y venir, el sustrato
musical del multinstrumentista navarro es inabarcable. "Resaca de un
bohemio" la canción que abre el disco una especie de psicodelia arrabalera
que empieza con un descafeinado acordeón para continuar con punteos de guitarra
chispeantes. Una melodía bastarda al servicio de una impagable letra que, de
forma autobiográfica, retrata de forma ácida a los personajes de una generación
de la que Iñigo se reivindica como superviviente.
La crítica a una generación autocomplaciente en su derrota aparece de nuevo
en "Meteoritos", con el teclado y la batería remitiéndonos
directamente a los Doors más psicodélicos. "Pachuca" es una especie
de country autóctono y costumbrista con una melodía apoyada en coros de
pop sesentero que más que al Pacífico nos remite al Cantábrico. También de melodías,
sobre todo de voz, se nutre "De niña a mujer" con una letra en
la que Iñigo traslada su obsesión por al paso del tiempo de la juventud a la
niñez. Un bajo skatalítico da paso a un sucio surf en la rabiosa y experimental
"Bichos"
La canción que da título al disco "Camina conmigo", Iñigo se sale
del supuesto guión es un alucinado viaje espacial conde domina el suspense,
dando rienda suelta a todo tipo de arreglos y jugueteos instrumentales
Para finalizar, dos canciones que ya había grabado con anterioridad. "El
traje del emperador" es una excelente canción que ejemplifica a perfección
el mundo Cabezafuego, tanto en música, con unos marcianos arreglos, como en
letras, nuevo alegato contra la pérdida de identidad del personal cuando se
hace adulta, dónde Iñigo da lo mejor de si traspasando la delgada línea entre
la ironía fina y el sarcasmo. "Cruces de hierro" es una especie de
desfile musical circense entre el desconcierto y la estupefacción. Todo esto en
menos de treinta minutos, que es lo que dura este disco-viaje al mundo
Cabezafuego.
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