A
priori es una atractiva utopía que si embargo, se convierte en un galimatías
narrativo, en el que pesa más la parte estética que la claridad de las
reflexiones que trata de aporta la historia. Intachablemente filmada, en tonos
ocres y futuristas, con grandes y espectaculares imágenes en consonancia con la
celebrada ‘Pobres Criaturas’ de Yorgos
Lathimos
El
guion, del propio director, no fluye, es tortuoso y deslavazado, por lo que el
montaje poco puede hacer, tampoco unos actores que no logran ir más allá de
unos personajes poco creíbles. El bueno de Adam Driver, hace con Cesar Catilina
una de sus peores interpretaciones, la joven Nathalie Emmanuel, hace con merito
lo que puede y más con Julia Cicero y solo Shia LaBeouf como Clodio, el malo
malísimo de la historia se salva de la
quema… el resto, puro estereotipo y sobreactuación.
La
historia se pierde en su propia grandilocuencia narrativa, elevada al máximo en
pretenciosos y exasperantes monólogos y diálogos que, más que ayudar a exponer
sus reflexiones sobre esta alegoría política y social con el espacio-tiempo
como trasfondo de ficción científica, lastran su ritmo, llegando a ser
aburrida, anque curiosamente, será por la parte estética, no se hacen
excesivamente largos sus 138 minutos de duración.
Demasiados
para lo que quiere contar… en un final además precipitado, en relación al ritmo
narrativo de la película. Tampoco le sientan bien algunos intentos de humor
fallido, estética de videoclip y sobre todo la intención y pretensión de querer
hacer algo diferente e impactante de acorde a formas de hacer cine que no son
las del propio director.
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