Juega el título con el participio femenino del
deseo y con un lugar en la isla
antillana del archipiélago caribeño de Guadalupe (nombre de mujer). Es la
historia de tres mujeres: abuela, madre e hija. Esta última en busca de respuestas
acerca de su filiación paternal y cercenado vínculo emocional maternal. Marcada
por la falta tanto de afectos como de certezas sobre su existencia, con
relaciones familiares de trazo asimétrico y hombres invisibles o crueles cuando
existen.
Tres generaciones que viven bajo el despotismo y la violencia interiorizada
de una sociedad masculinizada. Tres visiones divergentes y extremadamente
distantes serán los finos hilos con los que la hija tendrá que, más que tejer
con firmeza, remendar frágilmente su pasado, en un intento por encontrar un
sentido a su presente. Difícil reconstrucción, pues ante lo contradictorio de
las pocas respuestas existentes, será más la intuición de la obstinada protagonista,
la que trate de iluminar tanta oscuridad.
Buscará así improbables evidencias deambulando entre Francia, Estados Unidos y Guadalupe, mientras la isla, testigo muda de la historia en el tiempo, cambia en su forma de dominio francés: colonial (la abuela Nina), neocolonialismo dependiente (la madre Reynalda) y globalización desigual (la hija Marie-Nöelle).
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