Su
anterior disco 'Live, Love, Glesh, Blood' de 2017 supuso la
catarsis personal de Imelda tras romper con su pareja sentimental y además
principal apoyo musical Darrel Highman. Abandonó el tupé y el maquillaje para
mostrarse despeinada y desaliñadas aspecto con el que presentó una excelente colección
de canciones, íntimas y desgarradas... descolocando, eso si a sus seguidores hbituales.
Cuatro
años después, la herida no parece haberse cerrado, aunque la artista irlandesa parece
ir despertando poco a poco, como incluso muestra en la portada del disco. Eso
parece en canciones de rotundas guitarras y potentes baterías, precisamente en
las que colabora otros artistas como el ‘stone’ Ronny Wood en’ Made to love’ donde
también aparecen Gina Martin & Dr. Shola Moss) y ‘Just one kiss’ en ‘What
we did in the dark’ junto a Miles Kane.
Agentes
externos que alejan a Imelda del letargo… pero son aún son muchos los momentos
en que baja de revoluciones: ‘Differents kinds of love, ‘Diamond, ‘Can’t say’ o
‘Solace’... excelentes melodías aunque lejos del avasallador y bailable
rockabilly que se desparramaba en sus primeros discos, y que entusiasmaron a un
buen número de adeptos.
Toma
aire en ‘Breathe’ y reivindica sus orígenes en ‘Don't let me stand on my own’ que
canta junto al jugador de futbol gaélico Niall McNamee, canciones en las que parece
mostrar una vía intermedia o cruce de caminos en el que es difícil intuir que dirección
tomará, aunque la canción final nos pueda dar un pista… ‘Never look back’
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