Quincuagésima
película dirigida por el neoyorkino, han pasado tres años desde la anterior
entrega, una eternidad para el frenético ritmo de estrenos a los que acostumbra
el impenitente cineasta.Vendida entre comillas como la nueva Match Point, una
de sus más agiles y entretenidas comedias románticas estrenada en el lejano
2005… se queda bastante lejos en cuanto a resultado final. En ella se cuenta el
fortuito encuentro entre unos antiguos compañeros de estudio Fanny (Lou de
Laage) y Allain (Niels Schneider), ella trabaja en una empresa de subasta y
vive un acomodado e idealizado matrimonio con adinerado y seguro de sí mismo
marido él es escritor y se encuentra sin pareja.
A
partir del azaroso encuentro, se urde una trama bastante simple entre los tres
personajes, más la madre de ella, pero a diferencia de otras historias
similares del veterano cineasta, no resulta creíble, los personajes, en exceso
estereotipados, están sobreactuados, cuesta mucho o directamente se hace
imposible identificarse o empatizar con ellos. Tampoco ayuda el contexto en el
que se mueven: el París más lujoso, gentrificado y chic de la que la pareja es
partícipe y que ella, envuelve en una falsa sencillez cotidiana, que con bolsos
y ropa cara pasea desenfadada comendo bocadillos con su nuevo amigo que a su
vez tampoco se hace creíble bajo la apariencia del ideal compañero ideal y
encantador sin mácula.
Solo
el personaje de la madre (Valerie Lamercier) aporta algo de la habitual chispa
del cine de Allen, con algunas escenas en la que destaca por la vivacidad de
diálogos, atrevidas e hilarantes situaciones y un divertido contrapunto emocional, características de que
por desgracia no abundan a lo largo del metraje… ni siquiera el típico enredo
entre personajes con cierto suspense y complicidad del espectador, se hace
interesante pues aquí el argumento es bastante lineal y muy previsible, ya que
el azar como insinúa el título es imprevisible tanto para los buenos, como para
los malos momentos, pero desde el punto de vista externo, el del espectador, se
intuye de que lado cae.
Filmada
eso si con la habitual pericia de su director, es atractiva en imágenes y
secuencias ¡que este hombre sabe hacer películas! pero el público se queda con
la sensación de más de lo mismo aunque en este caso con menos acierto.
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