Día esplendido de sol y privilegiado lugar, un pequeño parque junto al herreriano monasterio escurialense que ¡ay! escasea en arbolado, por lo que pocas eran las localidades a la sombra… y el protocolo no permitía mover las sillas alineadas estás además de uno en uno.
Con puntualidad máxima a las 11:30 aparece The New Raemon, en compañía únicamente de su guitarra y de su habitual gorra que… en esta ocasión se quedo corta, pues Lorenzo haciendo honor a su nombre y en su lugar, no dio tregua ni a púbico ni a artista. Ramón a los quince minutos tuvo que parar porque se le desafinaban las cuerdas y el cerebro interpretando «Mientras sea un intruso». Con profesionalidad y desparpajo, siempre locuaz, decidió junto a los técnicos bajar al suelo y continuar en la sombra para que aquello no se convirtiera en un desastre.
Desde el sombreado suelo continuó sobre todo canciones de su disco Oh rompehielos con unos involuntarios pero enriquecedores arreglos en «La reina del Amazona», las campanas del monasterio que marcando el mediodía, aunque también picoteó por su extensa discografía: «Lluvia de truenos» de sus disco compartido con McEnroe, «Zarzal» última concesión a su nuevo disco o «El poni roig» compuesta para la banda sonora de la obra teatral La Pols de su amigo Llàtzer García.
De nuevo el sol en su movimiento elíptico destempla las cuerdas de la guitara de Ramón que interrumpe «Una historia real» por lo que decidió acabar con «Te debo un baile» de Nueva Vulcano cantada a capella. Con oficio, simpatía y capacidad de improvisación salvó una accidentada actuación.
Tras salir y volver a entrar el públco, a la 13:30 con el sol incidiendo en su apogeo calorífico aparece McEnroe, o lo que es lo mismo, Ricardo Lezón sólo con su guitarra y subido al escenario protegido, ahora si por unas carpas que según donde estuvieras te impedía verle bien.
Comienza con «Seré tú» y «Soy un animal» para continuar con «Gracia» del disco compartido con The New Raemon. Parco en palabras, es vasco como el mismo recordó y cuando giraron juntos, era Ramón el que hablaba entre canciones, aunque sí que muy agradecido ante un público que… aguantaba estoico la “torraera” en escrupuloso silencio y respeto máximo. «Un rayo de luz», «La electricidad», «Cuando vimos las ventanas para ver amanecer», «Rugen las flores»… y a salir corriendo en busca de sombra y cerveza que no había bar en el recinto. Igual en la próxima nos espera lluvia y frío. Los conciertos en pandemia y el otoño son así.
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