A finales de los años setenta, un piloto ruso que sobrevolaba un tramo remoto de la taiga siberiana descubrió, en medio de una escarpada zona boscosa, una cabaña. Poco después, un grupo de científicos se lanzó en paracaídas sobre el terreno para advertir que en la primitiva choza de madera habitaba una familia, los Lykov, pertenecientes a la secta de los viejos creyentes, cuya noción de la vida y lenguaje se habían congelado en el siglo XVII, en tiempos del zar Pedro el Grande.
Cuando el autor conoció
esta historia, no habían contactado con nadie en casi cincuenta años y escribió
en el periódico Pravda durante 12 años sobre la vida de los Lykov. En 1994 lo publicó
en libro y es ahora cuando aparece esta traducción al castellano.
Una historia muy alejada del mundo
globalizado en una naturaleza hostil, la taiga extrema donde los actividades
cotidianas se convierten en problemas del día a día:la elaboración de
utensilios de madera de abedul, la complicación de la caza y pesca, la recolección
de piñones, el cuidado del huerto dotado casi exclusivamente de patatas (con
las que hacían una especie de pan)… sin la ayuda siquiera de animales
domésticos. Todo un ejemplo de vida adaptada a cubrir las necesidades humanas
más básicas, sin dejar de pensar en el futuro… aunque el presente aceche.
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