Tercer disco de estos vigueses que se pasan al castellano en las letras,
pero que en lo musical siguen por la senda del pop guitarrero más efervescente
a la vez que potente. Prescinden de Jaime García Soriano en la producción (lo
hizo en sus dos primeros discos), pero su sonido sigue rindiendo homenaje al
que Sexy Sadie ejemplarizada como "inidie" pop de los noventa.
Es un disco donde destacan claramente las guitarras, y baterías con una voz
en primer plano como protagonista de unas historias personales y parece que muy
vividas. Un disco muy homogéneo, quizás
en exceso, que se abre con un estallido de guitarras afiladas sin concesión
alguna. "Los años muertos", "Hoja de ruta" o
"Declaración de intenciones" vuelan en aceleradísimo pop directo
hasta noquearte.
"Viaje a Tasmania", "Pozo de almas" o "El quinto
dedo" parece que templan los ánimos pero en los estribillos vuelven sin complejos
a las guitarras saturadas... una constante en el disco, hasta llegar casi por
necesidad a "La caleta del sol" donde las melodías de guitarras
suenan más limpias, ¡ un respiro necesario hacia la mitad del disco ! también
con "Al cielo en ascensor" que marca un bonito contrapunto, pues
aunque no abandonan el ruido de guitarras, la melodía de voz y los arreglos de guitarra
le dan un aire entre melancólico y optimista muy adecuado, algo parecido ocurre
en "Días de reinado" donde el bajo, como protagonista, y el
punteo de guitarras se desmarcan algo de la dinámica guitarrera. Como epílogo
"Camino" en el que en tono acústico parecen premiarnos por haber llegado hasta el final de una auténntica la
avalancha de guitarras.
En definitiva, un apabullante torbellino de guitarras que por momentos puede
hacerse excesivo, pero donde puedes encontrar bonitos detalles dentro de la
uniformidad. Perfecto para directos y en disco, imprescindibles para los irreductibles
de la melodía "noise" de los noventa.
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