La versión “experience” nos sirve para dentarnos de nuevo (o descubrir por primera vez) y disfrutar de unos de los discos más significativos de la carrera de los Floyd, este The dark side of the moon, editado originalmente en 1973, nos muestra uno de los periodos más creativos de la banda, todos ellos unidos en torno a las composiciones y letras de Roger Waters, pero firmando canciones conjuntas en las que David Gilmour empieza a dejar su impronta. Nada de desencuentros aún, todos en su mejor momento, tanto compositivo como interpretativo, facturan el que para muchos es su mejor disco.
El primer disco contiene integro el original. En cuanto a lo musical, simplemente destacar la nitidez del sonido sin perder esa calidez orgánica de la parafernalia sónica del momento, la apuesta de los Floyd por los sintetizadores gana en esta remasteruzación. En cuanto a las canciones... no pierden vigencia, se refuerza más si cabe como disco conceptual que comienza con la vida "Brethe" para avanzar por algunos de los desasosegantes estados que nos acompañan en la vida: la guerra "On the run", el paso del tiempo "Time", la avaricia "Money", la locura "Brain damage"... las obsesiones que al igual que acompañaban a Waters hace 40 años, acompañan hoy a muchos.
El segundo disco contiene la interpretación en directo, y en el mismo orden, de las canciones anteriores. Grabado el siguiente año en Londres, es este directo el plato fuerte de la reedición. El dúo de voces formado por Gilmour y Wright supera a lo escuchado en estudio, vibrante en "Time" y "Us and them". Gilmour suena conciso y punzante además, en los varios solos de guitarra que salpican el disco, y del piano de Wright (inspirados en "All blue", pieza aparecida en "Kind of blue" de Miles Davis en 1958) que suena en "Brethe", "Money" se sitúa en planos cercanos a lo sublime.
También los acompañantes están a la altura, destacando Dick Perry al saxofón, que se adapta a las canciones de forma brillante, ya sea de forma esquizofrénica en "Money" o sedosa en "Us of them", y sobre todo la voz de Clare Torry que chorrea desgarro elegiaco en "The great gig in the sky".
"Money "se alarga en minutaje, por lo que se intuye a no ser por su inclusión como single comercial, esta sería la idea originaria para la canción, lo mismo ocurre con la instrumental "Any colour colour yo like" que con la misma influencia de de piano antes citada, se convierte en la sorpresa del disco, con unos desarrollos que crecen y progresan tanto en teclados como en guitarras, sonando hirientes unas veces, curativos otras.
Una reedición seria, atractiva y cuidada en el continente y por contenido imprescindible para los fieles seguidores de los Floyd y muy recomendable para los que se quieran iniciar en ellos.
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