Los Chicos, como no podría ser de otra manera ejercieron de anfitriones de los australianos, mostrando su habitual desparpajado guitarreo con Rafa
Suñen desempeñando una vez más su dote de “frontman” haciendo equilibrios entre
las alturas y paseándole entre el público… sin perder en ningún momento el hilo
de la canción con su voz ¡si señor! Eso sí, el bendito desfase que suelen
montar en directo, esta vez lo limitaran sabiamente, pues los protagonista esta
noche eran los de Sidney. Además Antonio tuvo que estar sentado por una recién
operada hernia, y es que Los Chicos ya no son tan chicos como dijo su entregado
cantante… ¡será en lo físico! porque en lo musical ofrecieron otro recital de
canciones de riff enérgico y a todo volumen, principalmente en las canciones de
su espectacular último trabajo Never Is
Too Muchs Folc 2024). No hubo descanso “casi” ni para que Gerardo pudiera
echarse unos apresurados tragos de buen tinto directamente de la botella.
Las
últimas visitas de Rob Younger a la capital, fue junto a los legendarios Radio
Bridman… pocas, para lo que demanda la afición, aunque más de las que ha
realizado junto a The New Christs.
Hay que tirar de memoria o hemeroteca para certificar la última parición por el
“foro” así que el cartel de no hay entradas estaba asegurado, como así fue, con
la mitad del rockerío en la sala y el otro medio sin entrada. Llegaron avalados
por una discografía de lujo que han recopilado en un buen puñado de enérgicas
canciones en formato vinilo transparente (coeditado por Folc Records) y
destilaron crudo garaje y energy-rock en una noche intensa en la que la peña,
se fue creciendo hasta el pogo salvaje… ¡y no solo en las primeras filas!
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Los Chicos |
Están
en forma y lo demostraron con una base rítmica estática en su presencia
escénica, pero muy contundente al ejecutar su machacona labor, mientras las
guitarras echaban afiladas chispas directas a la yugular. Como contrapunto
Younger, de impecable negro en escena, fue capaz de cantar veloz, pero a la vez
mostrando una voz templada y muy melódica, lo que no es fácil… es por eso entre
otras virtudes lo que marca la diferencia con el resto. Energía y emoción y
¡cómo no! canciones para dar y tomar que tocaron enlazadas y sin más pausa que
para respirar de vez en cuando, que la edad no se notó en el escenario… pero no
perdona.
Tras
la inicial ‘We Have Landen’ la peña enloqueció ya en el primer tramo de
actuación con ‘Headin South’ y sobre todo con ‘On Top On Me’ probablemente su canción
más “birdman”, aunque dosificando energía para desbocarse definitivamente en el
tramo final con las incendiarias y esperadas ‘Burn Out Of Time”, ‘The Burning
Of Rome’ y ‘Coming Apart’ que hicieron que algunos se subieran al escenario a
reverenciar con genuflexiones al sorprendido cantante, a la vez que en las
primeras filas la cerveza caía del cielo. Sin descanso para aprovechar al
máximo, enlazaron el bis con la última canción, para acabar a todo trapo
arrasando con ‘Like A Curse’, ‘I Swear’ y ‘Bonsoir à Vois’ ante el enfebrecido
personal. Un concierto para recordar… esperemos que no por ser su última
visita, a ver… a ver…
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