07 febrero 2025

STANDSTILL (31-1-25) La Riviera - Madrid - INVEREFEST. Publicado en la web Ruta 66.

Foto: @ccascara
 Estupendo y festivo ambiente en la sala a orillas del Manzanares para presenciar una de las últimas actuaciones de la gira de reunión que la banda barcelonesa se ha regalado… como homenaje a ellos mismos, al público y a su propia carrera. Así lo expresó, con las muchas palabras dirigidas al público en nombre de la banda Enric Montefusco, mostrando su cara más  humana y cercana… incluso vulnerable; y sobrepasado por el momento, como él mismo reconoció. Un regalo que no necesitó de sorpresas, ni de nadie más que los cinco músicos para generar emociones intensa a través de la épica tensa que estalló en catarsis ruidista «Poema nº3» o «La risa funesta», pero también por medio del agridulce viaje interior en forma de melodías que fluyeron arremolinandose entre los  rincones del arroyo en «Moriréis todos jóvenes» o «Feliz en tu día».
 
No hubo sorpresas, ni falta que hizo, cuando fue el turno de dos de las canciones que forman parte del generacional imaginario sonoro de público… y banda «¿Por qué me llamas a estas horas?» y «Adelante Bonaparte» esta última sonó en sus dos versiones, en el orden inverso, con la primera en aura trascendental cerrando el concierto.

Foto: @ccascara

Tampoco en el repertorio elegido, no era el momento de bucear en las tan apreciadas y esperadas por los más exigentes “rareza”, aunque en este contexto se hizo necesario mirar al pasado, Miraron al pasado «Ride down the slope» para, para esta vez sí, sorprendernos rescatando sus orígenes hardcore en inglés. Aunque con el mismo nombre y los mismos componentes, no todos… “era otra banda con el mismo nombre” que llegó a un punto muerto, y llegó Falkner comentó su vocalista y fundador. 

Tampoco sorprendió lo bien que sonó la maquinaria, bien engrasas, compenetra, espaciando ritmos y melodías sin perder intensidad e impulsándose potente en «Tocar» con la dupla Valiente-Lavado potenciando batería y percusión con el citado Rocky abandonando el bajo para atacar el teclado. También después percutieron a cuatro manos en «Nunca, nunca, nunca»  y se dejarse llevar en apocalíptica catarsis en «La mirada de los mil metros» con Piti Elvira enajenado en la guitarra.  Sin bises y sin cantarle a Rocki en su cumpleaños, que si no había que tocar una menos. Emocionantes e intensos como siempre, sólidos y trascendentes como nunca, pues sonó a despedida, aunque nunca se sabe.

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