La explanada
Multiusos de Madrid Río, junto al Manzanares, vivió con este pequeño pero
intenso festival de un día y un escenario (excelente formato ante las
pantagruélicas propuestas festivaleras) una jornada de sábado intensa en todos
los sentidos tanto en lo meteorológica como en lo sonoro, con un cartel
atractivo y atrevido dominado por las guitarras en sus diferentes y enérgicos
formatos. Un pequeño aperitivo madrileño del clásico de la temporada inminente
Azkena Rock Festival.
Sin tiempo
para ver las interesantes propuestas de Acid Dad y L.A.Witch… demasiado
temprano, y con el astro solar impartiendo inmisericorde justicia aparecieron
aun en la plenitud de la tarde Miranda &The Beats que mostraron un enérgico, entretenido
y variado entramado de garaje, psicodelia, tras-roll y soul. Todo ello muy a su
manera con una batería rotunda, y teclados alternando momentos saturados con
otros más nítidos, al igual que las guitarras. Sufrieron las inclemencias igual
que un público que lo disfrutó desde la distancia de la escasa sombra
proporcionada por los puestos de cerveza… más necesarios que nunca. Admiración
para los valientes que aguantaron en
primeras filas que hubo bastantes.
Benévolas
nubes y el tirón provocado por los esperados Civic ¿la última?
sorpresa de la nueva hornada del rock australiano propició que el recinto
presentara un aspecto acorde al evento. Reconocidos herederos del sonido Radio
Birdman, de hecho Rob Younger ha producido su último disco (Taken by Force), no
dejaron de pisar el acerrados… sonando más hardcore e incluso heavys por momentos que hard-punk-rock
que proponen en sus canciones de estudio. Se lo puso difícil a los fotógrafos
su cantante Jim
McCullough que no paró de ir de un lado a otro del escenario. Dieron algún
respiro, pero sin perder la energía ni la potencia en las fantásticas guitarras
de Lewis
Hodgson que alguna cuerda rompió. Se vieron pogos muy dignos en relación la edad
de los intrépidos entusiastas.
Las
nubes se unieron a la fiesta y recogieron el testigo de los decibelios
esparcidos y acumulados en la atmósfera, ofreciendo su propio concierto en
forma de tormenta… que retrasó una hora a la que debía suceder en el escenario.
Tras el aguacero la propuesta local Toundra, un paréntesis estilístico entre
el bien enlazado cartel, replicó al inesperado y no invitado elemento natural
con su propia tormenta de ruido instrumental a base de guitarras granulosas y progresivas
entre post-rock industrial. Fueron muchos los estaban allí por ellos y se
hicieron notar.
Apresuradamente
aparecieron los ya de por si acelerados Bad Nerves. La joven banda británica
sí que acabo de meter zapatilla encendiendo la mecha del punk del 77, más
Buzcocks que Pistols más melodía que ritmo, aunque sin olvidarse del segundo.
Muy de manual, con los correspondientes motherfucker y demás speach y la pose y
actitud que requiere el género… y que
necesitaba una noche ya cerrada, que Bobby Nerves al micro supo manejar
al frente de la banda, bajándose a cantar elevado ante un público que bajo la
media de edad de los asistentes… al menos en las primeras filas. Una estupenda
tarde-noche en el que los elementos inesperados se unieron a la fiesta.
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