20 septiembre 2022

SCOTT H BIRAM (17-9-22) Clamores - Madrid. Publicado en la web Ruta 66

 ¡Volveré! proclamaba el texano cuando se despedía en los conciertos de su anterior gira…. y ¡cómo no! ‘The Dirty Old One Man Band’ ha cumplido su promesa, aunque su fiel feligresía ha tenido que esperar cinco años, con tiempo pandémico de por medio. Buena asistencia (bastantes eran los que repetían) de un público que tuvo que decidir ante otras tentadoras y cercanas propuestas en este “otoño caliente” en Madrid, que disfrutó del variado repertorio al que el de Austin tiene acostumbrado en sus discos (el último Fever Dream de 2020) y directos.
 

Sentado y únicamente acompañado por tres guitarras y el sonido pregrabado de un bombo que no paraba de golpear rítmicamente con su píe izquierdo, encadenó canciones entre el cielo y el infierno sin tiempo para acomodarse en alguno de ellos. Comenzó con su vieja y desgastadísima Gibson del 36 arañando sus cuerdas con fiereza hasta romper alguna, momento en el que sin levantase de su taburete (no lo hizo en la hora y media de actuación), cambió la misma mientras a ‘capella’ se dedicaba a cantar espirituales con su embarrado vozarrón.  

 Quedaba claro que la noche iba a tirar por ahí, por el primitivo blues del delta,  acordándose de Muddy Watter con el clásico ‘Hoochie Coochie Man’ que grabara en 1954 y escrito por Willie Dixon, para continuar con acelerado blues grasiento, aunque ¡eso sí! electrificado en cruce de caminos con el blues de Chicago y más allá, pues los riffs y punteos de guitarras se desbocaban en hillbilly sucio y frenético. 
 
 La segunda cuerda que saltó por los aires pareció ser rota aposta para cambiar de guitarra y registro, pues con la Explorer en forma de estrella atacó el repertorio  más ‘hardpunk’… con las seis cuerdas sonando potentes, vibrantes y aceleradísimas, para cambiar de nuevo de guitarra y embaucar sin perder la energía, con sonidos más campestres. Leves y  antagónicos atisbos entre The Stogges y The Band… para volver en el tramo final a la vieja guitarra y los cantos y salmos entre el góspel y el rock and roll. Tocó más
blues que country y se acordó de la armónica solo en una ocasión pero emocionó con algunos medios tiempos: ‘Slow & Easy’ al final. Simpático y hablador durante toda la actuación (aunque sin excederse), se despidió tras un intenso y divertido concierto sin decir nada sobre volver… no hizo falta sus leales saben que lo hará. 

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