La interesantísima y personal directora
norteamericana, narra la historia de un cocinero (John Magaro) contratado por
una expedición de cazadores de pieles en el estado de Oregón, en plena conquista
del oeste a inicios del siglo XIX. También la de un misterioso inmigrante chino
(Orion Lee) que huye de unos hombres que le persiguen y de la amistad entre
estos dos personas en un territorio hostil en el que intentan sobrevivir
¡vendiendo buñuelos! aunque hay que conseguir leche para hacerlos y en dicho
territorio y años no había vacas. Solo una (la muda protagonista que da título
a la historia) traída desde Europa por un terrateniente.
Un western moderno o
un antiwestern sin aparentes giros dramáticos, aunque los hay, sin apenas
acción, aunque la hay, muy sutil y con una intencionada parsimonia, tanto en el
inicio de la trama como en el desarrollo de la misma, que pone a prueba hasta a
sus seguidores… que los hay, pero que es precisamente lo que dota a la cinta de
una personalidad que atrapar en una historia muy bien planteada y mejor
elaborada, donde los silencios y la música están perfectamente utilizados para
dotar de un grado aun si cabe mayor a cada momento, sin abusar de una
fotografía de por si eficiente pero no efectista. Una sobresaliente película no
para todos los públicos.
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