El tercer del disco de los granadinos se presenta envuelto en un halo de
misterio. Poco o nada sabemos de la persona que da nombre al disco... salvo
que, como ellos dicen, es un homenaje a alguien del pasado o aún por
aparecer. Real o imaginario este personaje articula las músicas y letras de un
disco que... desde el cuidadísimo digipack que lo envuelve hasta el último de
los arreglos de sonido se desmarca de la actual maraña de músicas instantáneas
en busca del éxito rápido. Es éste un disco para escuchar del tirón, sin single
al uso pero sin altibajos, rico en instrumentación y arreglos... pero sin
estridencias. Un disco que necesita del oyente, pues se percibe de forma
diferente en cada escucha y cada contexto más para saborear en la intimidad
individual de un espacio cerrado que en el bullicio colectivo de festivales
masivos.
"Matamuertos y la cruel" se despereza entre la inquietud y el
suspense con el piano y la voz de Alonso como protagonistas que desemboca en un
bonito juego de psicodelia pop. Un brillante comienzo que da paso a
"Pequeña canción del espacio “donde la tensión se torna tenebrosa... e indefinida,
entre sonidos levemente distorsionados y electrónica sutilmente desarreglada.
En "Las cinco menos veinte" el sonido se vertebra entre la melodía y
estribillo pop más reconocible en directa relación con su cancionero anterior,
lo mismo ocurre con la luminosa "Yuliana, Juliana" con una acogedora
melodía de voz que nos sitúa en confortables ambientes pretéritos. También
"Saltando hacia afuera" se mueve por los mismos territorios peor en
un tono más oscuro.
"Del amor perdido", "Llegó el verano",
"Sebastián" recorren de nuevo sendas poco definidas: años sesenta,
psicodelia onírica, surrealismo pop, aires del sur... valiosas en su
indefinición. En el Ecuador del disco, "Emilia y Pepe" es el único
momento en que se desmarcan del poco ortodoxo guión, con disonantes
arreglos de violines que arropan una melodía entre la copla y el flamenco más popular
es el único momento para salirse del poco ortodoxo guión. Como epílogo en "La leyenda de la persona libre" salen a la
superficie esos tonos circenses habituales en parte de su cancionero... pero
que en este caso están en un poco visible segundo plano.
En definitiva, un disco ambicioso y no exento de riesgo, del que salen fortalecidos.
Atenúan el aluvión sonoro de sus primeros discos (excesivo a veces) y se
desmarcan de la actualidad con unas canciones indefinibles temporalmente y no aptas
para la escucha rápida. Máximo Ruiz Ferrer presenta enigmas que... aunque
se resuelven a cada escucha, no dejan de plantearte oros nuevos.
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