En esencia,
siguen presentes esas cadencias medias y esa voz rasgada e indolente con la que
Miren parece susurrarnos sus íntimos acontecimientos vitales, pero se aleja de
las guitarras pop y del folk-rock de sus anteriores ediciones, para adentrarse,
no sin riesgo, en sonidos inimaginables hasta el momento.
En "La
calma chicha" los sintetizadores y cajas de ritmo son los protagonistas.de
los treinta y tres minutos en los que se encadenan las nueve historias que la
forman. Más que de una ruptura nos encontramos ante una evolución en el sonido,
pues no es un disco que vaya a dejar seguidores por el camino, más bien hará
acercarse a otros.
Sin
estridencias, la guipuzcoana nos ofrece un paseo por las melodías menos directas... más
sinuosas a base de electrónica austera en "Leña" o "En tu
corazón solo hay sitio en los suburbios", frágil en "Oda al amor
efímero", melódica y juguetona en "Los amantes del puente" o
"Ay", escapista en "El bosque" o "Ilusos"... certezas
que se confirman con dos acertadísimas vueltas de tuercas como son la orgánica
y bailable "Gente común" y la granulosa "Casa" su
aportación ruidista más experimental,
La esencia de sus canciones de siempre, en este disco concretadas en sencillas historias sobre el amor efímero, cálidamente envueltas en una variada gama de delicadas capas de sonido electrónico,
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