Revelador título el de este granadino de adopción, ya que aunque nacido en
Cataluña lleva muchísimos años con la guitarra a cuestas secundando a otras
bandas y proyectos de la ciudad... en los desparecidos Del Ayo o actualmente
con Jena Paul (Raúl Bernal) y Lapido
de cuya banda es pilar básico en sus últimos discos y en sus giras en directo.
Es el momento de dar el salto y de cambiar de plano, pasa a ser protagonista
y de pleno con este estreno en que prácticamente se lo hace todo, composición
producción, edición... eso si, acompañado en lo musical de musicos-amigos:
Antonio Lomas y Miguel López (Lori Meyers, Grupo de
Expertos Solynieve) en batería y bajo y Raúl Bernal (Lapido, Jean Paul, Grupo
de Expertos Solynieve) en teclados, además de las colaboraciones de Popi
González (Lapido, Los Ángeles) y del propio Jose Ignacio Lapido. Todo queda en
casa, todos se conocen y eso se nota en este disco que suena sencillo,
compacto y con momentos para cada instrumento.
Es un estreno de seis canciones, más que suficientes
para presentarnos un imaginario sonoro que bebe del folk-rock de décadas pasadas
con ciertas dosis de psicodelia y pop clásicos, y que muestra un compromiso
lírico de forma precisa y personal que bebe de la mejor tradición de los
"singer-songwriters"
Seis canciones que dejan con ganas de más y que
consiguen que vuelvas al principio una y otra vez. No hay relleno en los veinte
minutos de duración que se abren con una excepcional "El rescate"
donde se conjugan con maestría las cajas y charles de la batería junto a unos
despuntantes teclados que se sofistican según avanza la canción. Es una canción
que se mueve entre la costa oeste sesentera norteamericana y el espíritu del
sur peninsular donde no faltan evocadores coros... los mismos que abren
"El contrato" donde el punteo cristalino de guitarra cede ante el
teclado en un estribillo que emerge como épica pop aderezada por las teclas del
melotrón.
Con "Níscalo" se frena la euforia para
adentrarnos por los terrenos más oscuros, aunque de nuevo sale el sol a base de
teclados y algo parecido encontramos en "Una razón" que comienza lúgubre
con la acústica como protagonista pero que se despereza con el piano, el
melotrón y un torbellino de guitarras eléctricas. "Entre hilos" es
otra fantástica canción que juega con la realidad y ficción... con la vigilia y
el sueño con un piano y unos arreglos muy pop en su versión alternativa
noventera.
Para terminar una estremecedora "De la
paz" dónde la voz y acústica son protagonistas únicas, en esta especie de
redención dylaniana donde Víctor parece exorcizar penas de amor...
Composiciones en las que destacan melodías y estribillos pero donde se imponen
las historias que partiendo de un punto evolucionan por distintas vías:
la nostalgia, la esperanza, loa anhelado, lo cotidiano...
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