Con todo vendido meses antes y con una expectación desbordada, se presentó la banda más influyente de los últimos años. Los de Illinois son referente incontestable a la hora de mostrar lo que es una gran banda de rock (sin etiquetas), que en los albores del fin de la primera década del nuevo siglo, busca un (cada vez más oculto) resquicio, para situar este género al nivel de influencia de tiempos pretéritos.
Con un pasado iniciático impecable (aunque en busca aun de una personalidad propia), una evolución arriesgada pero eficaz (pierden seguidores pero generan debate y atención mediática) que les lleva a un presente brillantísimo e incontestable (generan un consenso inimaginable en una banda de rock), es fácil predecir que su cenit no llegará en un futuro cercano, más bien lo contrario. Forman ya parte de los clásicos en vida y así lo corrobora el interés de los medios generalistas que ven en los de Chicago una banda perfecta para alimentar el “mainstream” generador de beneficios.
Dejamos los datos y pasamos a las emociones. Con solemnidad aparecen en escena todos los músicos, pero no tocan, en breves instantes entra Jeff Tweddy con cazadora vaquera y pantalón oscuro pero sin sombrero esta vez, se agarrara a la acústica y se cuelga la armónica, con un aspecto de Neil Young rejuvenecido comienza en solitario a tocar "Sunken treasure" mientras la banda observa. Parece que se confirman mis sospechas, las butacas, palcos, escenario, poca luz... todo indica una actuación algo más íntima, de acorde al teatro y con tintes acústicos... no estaría mal tampoco pero... el escenario está lleno de cachivaches y a esta banda hay que aprovecharla.
Tweddy despeja enseguida las dudas "Sunken Treasure" da un repentino giro y la banda empieza a aferrarse a sus instrumentos y esta canción se convierte en una renovada versión de la original. Así fue durante gran parte de la actuación, canciones que comienzan con la acústica como protagonista pero que van creciendo y progresando bajo el mando de las guitarras del espectacular Nels Cline y los teclados de Pat Sansone y Martin Jorgensen (también con la guitarra a veces) hasta que Tweedy... con indolencia suelta la acústica y se agarra a la eléctrica para unirse a la caótica banda de la fiesta del ruido y rematar así las canciones
También se disiparon las dudas sobre el repertorio, cabría sospechar que tocarían las canciones de su inminente próximo disco "Wilco (the album), pero no fue así. Interpretaron sólo tres de ellas "Wilco the song", "Bull black nova" y "You never know" que se integraron a la perfección con el amplio historial de canciones que llevan en directo de todos sus discos anteriores. Sorprendió que se centrará, mayoritariamente, en las canciones de "A ghost is born" más que en las de su hasta ahora último "Sky blue sky, aunque no olvidó las de "Yankee hotel Foxtrot" y las inevitables "Shot in the arm" y "Via Chicago" del "Summertheet" o "Misunderstood" más la que abrí el concierto del "Been there" y algunas menos esperadas en los bises como "Hoodoo voodoo" del "Mermaid Avenue" vol1 (uno de sus dos discos juntoa Billy Bragg) o "A magazine called sunset" de su Ep "Australia"
Importaba poco lo que tocaran ya que demostraron ser una superbanda que domina por igual el rock de raíces, el noise rock, pop guitarrero, experimentaciones instrumentales libres, ... hicieron de todo ello y más, con un dominio técnico insultante pero a la vez con calidez y cercanía, controlando y emocionando a un público respetuosísimo, que supo estar a la altura y actuar como cada momento requería, como Tweedy (relajadísimo y más hablador que de costumbre) reconoció. Cuando la situación requería calma se impuso el respeto, pero cuando se tuvo que poner el teatro pata arriba, se puso y bien.
La caótica banda de la fiesta del ruido sonó a las mil maravillas, parecía imposible que aquel maremagnun pudiera distinguirse de una manera tan nítida, pero así fue, además Tweedy cantó como nunca, no se si porque técnicamente sonó todo muy bien (se le entendía perfectamente todo) o porque cada vez canta mejor (diferentes matices en algunas canciones). Increíble como consiguen salir de la tormenta sónica en "Via Chicago" Tweddy y Stirrat (bajo y coros) en el momento preciso y al milímetro, cuando Glen Koetche aporreando la batería parecía estar poniéndoselo más difícil cada vez. Hubo momentos ¡ como no ! para florituras instrumentales como el duelo de guitarras entre Cline y Jorgensen en "Walekn" y "Hoodoo voodoo" que el propio Tweedy, un tanto sorprendido, observaba entre incrédulo y divertido.
Veinticinco canciones entre cielos, cenizas de banderas, lugares pobres, arañas, corazones rotos, ciudades abandonadas.... en una hora y diecisiete minutos que se esfumaron como nube pasajera. Una de las mejores actuaciones que se pueden disfrutar en la actualidad de una de las mejores bandas del momento... y marcando la línea.
1.Sunken treasure, 2.Wilco the song, 3.Humminbird, 4.Hell in chrome, 5.Handshake drugs, 6.I am trying to break your heart, 7. Muzzle of bees, 8.Shot in the arm, 9.At least that what you said, 10.Bull black nova, 11.Jesus etc., 12.You are my face, 13.Imposible germany, 14.Via Chicago, 15.Poor places, 16.Spiders /
17. Misunderstood, 18.You never know, 19.Hate it here, 20.Walken, 21. I’m the man who love me //
22. A magazine called sunset, 23. The late greats, 24. Hoodoo voodoo 25. I’m wheel ///
Abrió la actuación The Akron Family, un trío de Pensylvania de extravagantes frekees ruidosos, con pinta de granjeros locos, que enlazaban pasajes de country-folk rudo y primitivo hasta el extremo, con ritmos tribales africanos y percusiones experimentales. Lograron mantener al público en sus sitio y fueron bastante aplaudidos aun cuando la gente estaba ya con el gusanillo Wilco dentro.
2 comentarios:
Mu rico. Sólo una corrección: El que agarra la guitarra de vez en cuando es Pat Sansone, no Mikael Jorgensen :)
¡ cierto ! gracias
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