12 julio 2025

Sirat - OLIVER LAXE (Da Ermida, El Deseo, Movistar+, 4A4, Uri, Bteam). Publicado en la web Rock and Roll Army.

Coproducción hispano-francesa dirigida por el parisino de doble nacionalidad, que tras la aclamada O que arde, vuelve a filmar en la naturaleza salvaje, en este caso en un escenario radicalmente opuesto al de bosque gallego, como es el desierto marroquí en el que se sitúa esta película… que deja poso, trasciende y queda en la retina por un tiempo, y en el que la trama, poco consistente porque no es lo importante aquí, queda supeditada a la radical y magnética puesta en escena visual y sonara, que desde las primeras imágenes impacta y atrae mientras se monta un entramado de gigantes bafles cuyo atronador sonido brama en medio del desierto… que recuerda al Live in Pompeya de Pink Floyd pero quintiplicado en decibelios y con música trance que a lo largo del metraje… ¡incluso consigue enganchar!
 
En inhóspito y hermoso lugar se celebra una rave en la que desentona la presencia de un hombre maduro y su hijo (inexplicable que acompañe al padre en dicho lugar) que buscan a su hija–hermana desaparecida, una habitual de estos eventos. Desde allí comienza una peligrosa odisea para seguir su búsqueda en una próxima fiesta, acompañado a cinco habituales seguidores de este hedonista-escapista movimiento cultural.
 
Surge así una mezcla de géneros entre la intriga, la aventura, el western y la road movie en la que los seis protagonistas cual “esay riders” persiguen sus objetivos en huída hacia adelante mientras puntuales noticias anuncian la zozobra política mundial. Aparecen contantes y reflexivos simbolismos en relación a una forma de vivir que prioriza lo colectivo sobre lo individual y que se plasma incluso en la prioridad por el presente y futuro, al margen del pasado, algo apenas pincelado en esta historia.
 
Los personajes no están perfilados, nada se sabe de su vida más allá del instante, salvo algún atisbo de planteamiento sobre la muerte de seres cercanos, pero el diálogo, a lo largo de la hora y tres cuartos de duración de la película, es escaso, preciso y siempre en torno a los momentos presentes que hay que superar, aunque eso sí, se atisban desgracias pasada en esta pequeña Parada de los Monstruos como índica el estampado de la camisa de uno de los dos significativamente tullidos personajes de esta familia que refleja tanto la que se elige, como la natural que también es un tema tratado aquí. En cuanto al guion deja noqueado al espectador con un par de radicales giros,  que se desmarcan y se alejan completamente del canon cinematográfico más previsible, pero impacta a la vez que hipnotiza entre imágenes y sonido potentes en intensidad y emoción.
 
Destacable que los actores, salvo Sergi López (el padre), no son profesionales, son personas que realmente viven la cultura rave, que aquí se reivindica como respuesta a una sociedad fracasada en la que el baile y el trance es el vínculo que nos une a la naturaleza humana en esencia que se cierra con un simbólico y precioso, pero desesperanzador final… o no, según se interprete, para la reflexión.   

 

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