Proviene de la escena del punk de corte casero de
Brooklin donde vivió su adolescencia y en su presentación en solitario se abre
a descubrir diferentes sonidos de alma postpunk, riott girl y alternativos con la vista puesta en bandas de los noventa: The
Breethers, Trowing Muses… y que afronta con descaro y cierta ingenuidad propia
de quien avanza en su firme camino.
Melodías
pegadizas con regusto
lo-fi en composiciones de limitado minutaje y escaso número de canciones, que forman
parte de un disco que surge desde la ruptura amorosa, como tantos otros, aunque…
ella exorciza males y dolores volcándose en la extraversión radiante de sentimientos
‘Proud home’, en breve y
directa soflama noise ‘True’ jugueteando a ordenar el caos.
Se atreve también, aunque no con los mejores
resultados con la pista de baile en ‘Alone’ y ‘Hank’ y algo más eficazmente con
el dream pop en ‘Don't be lazy with me’. Acierta sin embargo con la guitarra acústica
y el teclado al servicio de las melodías en ‘Sweet forever’ y ‘Roses again’
pero no en la catedralicia e intrascendente ‘Goodbye’. Lily investigando, probando…
y acertando más que errando en su estreno.
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