Regreso al Edén - PACO ROCA (Astiberri)

A partir de una foto familiar de 1946 en la antigua playa de Nazaret de la capital valenciana, el autor recrea la mísera España de  posguerra, lo hace a través de una de tantas familias humildes que vivieron momentos no precisamente memorables en la historia, pero que forman el bagaje de las personas, y por ende, parte de identidad colectiva. 

 

A partir de esta foto y los testimonios de sus familiares, ejerce de narrador para contarnos la vida de su familia, centrada sobre todos en las mujeres que le rodearon. Su abnegada, silenciada… y olvidada vida, aquí reivindicada.

 

Profundizando en la memoria histórica, nos muestra diferentes aspectos de la moral católica, el mercado negro o la capacidad que tienen los seres humanos para recrear el pasado según recuerdos: de persona u objetos generando así una memoria propia no siempre aliadas con la realidad del presente. 

 

Acertado en el uso de fotos de época,  del collage y del color, vinculado a un espacio, tiempo o personaje concreto. Firme en el trazo limpio que remiten a la línea clara más clásica, aunque se sale de su estilo para algunas escenas en las relata episodios bíblicos o las escenas explicativas sobre el funcionamiento de la dictadura.

 

Fluida narración, bien resuelta en sus diferentes viajes por el tiempos y muy cuidada edición en formato apaisado y papel de calidad para ofrecen un diseño final igual de atractivo que la temática que muestra.

 

Nunca olvidaré esta noche - NIÑOS MUTATNES

Los granadinos Niños Mutantes lanzaron su último disco “Ventanas” el día que se anunció el confinamiento. De la posterior  gira de presentación prevista,  apenas se “salvaron”  el de la Riviera en Madrid en diciembre donde pudieron llevar la producción de luces e imágenes necesarias para acompañar las canciones de su disco más sofisticado. No fue el caso en el anterior de octubre en Granda, básico, austero… pero de potentes  connotaciones emocionales, al ser su reaparición  además junto a su barrio en el Zaidín. 

 

Supuso además el punto de partida para revertir la situación pues se grabó y filmó con la intención de hacerlo girar… si no era posible en escenarios, sí al menos en salas de cine. Surge así este concierto-documental que además de testimoniar la actual situación de los músicos y profesionales del sector, se presenta como autobiografía filmada de los más de 25 años de la banda en activo. 

 

La actuación protagoniza la mayor parte del no muy extenso minutaje.  pero se intercalan entre bloques de canciones, comentarios individualizados de los cuatro mutantes. Lo hacen sosegadamente, alejándose de respuestas impactantes, con creíble naturalidad, la misma con la que han logrado llegar hasta aquí estos cuatro amigos del barrio que poco a poco, con esfuerzo sordo, sobreviven en un segundo plano en el que parecen haber encontrado su lugar. Reconfortante visionado sencillo y cálido.

 

El jardín de vidrio - TATIANA TIBULEAC (Impedimenta)

La escritora moldava asentada en París, sorprendió hace dos años con su primera obra la fantástica “El verano que mi madre tuvo los ojos verdes" En ella, el protagonista era un niño y su compleja relación con la madre. En esta, la protagonista es Lastochka, una niña moldava huérfana, que es adoptada por Tamara Pavlovna una mujer rusa que la tiraniza recogiendo botellas de vidrio por las calles de Chisináu para subsistir ambas.

En el contexto de los años finales del comunismo en el que Moldavia formaba parte de una Unión Soviética dominada por Rusia que sometía a éste y otros territorios política y culturalmente, imponiendo lengua y costumbres. Lastochka se desenvuelve  entre dos mundos: el moldavo de su mísera realidad y origen y el ruso que le impone cruelmente su madre adoptiva en busca de una identidad que se complica… lastrada por una niñez traumática vivida en el orfanato.

 

La protagonista sobrevive anhelando la normalidad que reflejan las personas que la rodean, sobre todo en la escuela, que adora como forma de huir de su esclavizante trabajo, de la brutalidad dialéctica y física del barrio y las calles. 

 

Narrada  y descrita desde las entrañas de la niña y desde la realidad externa que la rodea. Como una definición agridulce de un tiempo no muy lejano que conoce bien, vinculando la maternidad y el amor a un pasado brumoso que trata de iluminar. 

 

Justin - NADAR y JULIEN FREY (Astiberri)

Novela gráfica que cuenta la vida de Justin, joven camarero parisiense que durante la II Mundial conoce a Renée, mujer en trámites de divorcio con la que quiere casarse. Cuando las cosas parece que empiezan a solucionarse, el gobierno colaboracionista de Vichy crea el STO (Servicio del Trabajo Obligatorio). El objetivo era surtir de mano de obra a los nazis enviando a jóvenes franceses para trabajar en Alemania. 

 

Es por ello que Justin tendrá que marcharse allí, marcando esta circunstancia su vida para siempre, arrepintiéndose de haber obedecido a Vichy y sintiéndose culpable y cómplice de los crímenes nazis. Pese a haber rehecho su vida y después de 40 años, sus remordimientos seguirán siendo persistentes… como ejemplo de una generación cuya tragedia no es que haya sido poco conocida sino que ha fue ocultada durante años por las autoridades de su propio país. 

 

En el apartado gráfico la novela gráfica está totalmente impresa en blanco y negro, incluso evitando las escalas de grises, utilizando trazos simples y rotundos con los que percibir la solemnidad y la crudeza de la obra. Narrativa gráfica coherente en la que el dibujante combina momentos de escasez de fondos con viñetas de ciudades llenas de gente. Con unos personajes que parecen salirse de las viñetas y tomar vida propia. 

 

BAIO - Dead hand control (Glassnote - Popstock!)

Chris Baio, el bajista de Vampire Weekend, en su nuevo disco festivo a deslizarnos sobre la pista de baile. En apacible danza armónica y melódica que abraza el pop estilizado y la electrónica retro para llevarnos plácidamente por elegantes espacios sonoros entre la discoteca vintage y el club hedonista. 

 

Bajo el filtro del crooner elegante, juega con dicha dualidad en transiciones suaves, como en la canción que titula el disco, que partiendo de alegres acordes acústicos de aire country, desemboca en un festín de ritmos sintetizados y orgánicos. 

Los sintetizadores prestan servicio a las melodías en las canciones más cortas: la jubilosa «What do you say when I’m not there?»  donde no es difícil imaginar un cameo techno-funky entre Bowie y Byrne, o «Never, never, never» donde las imágenes del pop colorista y a la vez frío nos llenan el alma. Los teclados devuelven el servicio prestado a los ritmos sintéticos en las canciones de mayor duración: la evasiva «Dead hand» y la robótica «O.M.W.»