El dibujante japonés presenta en estas páginas, que
podrán traducirse como “sin rumbo fijo”, un retrato inspirado en la figura de
Tadataka Ino, comerciante de profesión y
cartógrafo de vocación que, a inicios XIX creó el primer mapa detallado
de Japón. Lo hace a partir de un personaje anónimo, un apacible jubilado que
dedica su tiempo a realizar largas marchas mientras cuenta los pasos empleados
en su recorrido con la intención de medir distancias. En su metódica tarea,
narra a la vez la vida, costumbres e historias cotidianas de Edo, la actual
Tokio. Bajo la apacible mirada humanista del insistente andarín, además del
interés geográfico, la obra reflexiona sobre la naturaleza, los animales, la
gastronomía o la poesía (con varias referencias al creador de haikus Issa
Kobayashi).
El plácido caminante, combina hábilmente su facilidad para la
ensoñación con su carácter científico, observa racionalmente fenómenos
naturales atmosféricos: la lluvia o las tormentas y astronómicos: la luna y las
estrellas, que dan nombre a los capítulos en los que a través de imágenes
sencillas en impecables viñetas de tintes nostálgicos y en un contexto de leve y sensible misterio,
recrea al detalle entornos naturales y urbanos en esta historia cuyo final es el
comienzo de una nueva historia por contar.
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