Película basada en los hechos ocurridos en
Novocherkask (1962) durante el gobierno soviético de Khrushchev en el que se produjo
una insólita huelga de obreros. Ejército
y KGB reprimen las protestas, mostrando las contradicciones de un sistema que
comienza a resquebrajarse y que se van a reflejar en la protagonista Lyuda que
forma parte del comité local y que ante estas hecho y la desaparición de su
hija durante los disturbios, comienza a dudar en privado, de las incoherencias
del sistema, aunque sin mostrar dicho dilema en público.
Ideales colectivos en
pugna con la realidad y los sentimientos
individuales, filmados por el director
ruso en homogéneo blanco y negro, como la uniforme sociedad reflejada. Trágicos
hechos tratados desde el distanciamiento que aportan planos fijos y encuadres
amplios que aportan tensión ralentizada.
La violencia aumenta en silencio, solo
roto por murmullos lejanos, una piedra que rompe un cristal, disparos lejanos
hasta que… se desborda la acción y los cuerpos caen, con estridencia, ante los
jerarcas del partido parodiados para destensar el tono dramático.
El presente y
el pasado ruso reflejado en el padre que en sus escasas apariciones, con su
mutismo y resignación, aporta un halo de cordura en la confusión y la cerrazón
extrema de las ideologías.
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