Tarque
y los suyos afrontan la recta final de la extensa gira de conciertos de
presentación de Vol. 2. y tras catorce meses en la carretera (espaciados eso
sí), volvieron a territorio amigo, si es que no lo es cualquier ciudad por la
que pisa el carismático artista. Ante una sala llena y ávida de rock sin
etiquetas ofreció un intenso recorrido por los sonidos más rocosos en formato
clásico de batería, bajo, guitarra y voz... sin florituras y con varios matices
con respecto unas canciones que en su versión estudio suenan más uniformes. Van
ya muy sobrados y en directo se dejaron llevar por el éxtasis instrumental
incluso.
Comenzó
a base de ritmanblues duro y rocoso de melodías de voz y estribillos bien marcados…
con sus canónicos punteos eléctricos “He
vuelto para veros arder” y “Bombas en son de paz” sonaron como efectiva y
directa celebración del riff, ese que nombra a su eficiente banda de
acompañamiento. Riff que en “Escapa del amor” ya sin la chupa de cuero, sonó
aún más cortante, acercándose a los terrenos del hard-blues que, en “El diablo
me acompañará” se fundió sin etiquetas en pausada y densa atmósfera setentera
sureña para… en “Mar de whisky” convertirse en blusazo intenso. Dos grandes
momentos, sobre todo el segundo, pues su versión en estudio pasa desapercibida
como balada, pero aquí se hizo grande.
De
vuelta al hard-rock: de manual, sin fisuras ni sorpresas pero efectivo,
dedicaron “Tan grande como tú” a su asistente de directos y gira” con Tarque
tirando de harmónica de forma más anecdótica que efectiva, al contrario que
Carlos Raya en “Piel de toro” tras
colgarse la guitarra de flecha y rememorar sus vicios heavys de juventud a base
de excitantes y no excesivos punteos… fundamentales en toda la noche como
arreglo entre medias o al final de las canciones.
Tarque
no se arrenda, así que no tuvo problema en continuar la fiesta con el “Helter
Skelter” de los Beatles, del que salieron airosos con su sonido eléctrico y tormentoso para a continuación
llegar a otro de los mejores momentos de la noche. “Flores en el acantilado”
sonó a psicodelia-rock sesentera costa oeste con la eléctrica expandiéndose
libre cual jam. Otra de las canciones que crece en directo. Tras el lisérgico
delirio, costó entrar en en tiempo lento de “Flores de abril” breve atraganto,
solventado por “Heartbreaker” con Taque bajándose del escenario para atravesar la
sala hasta la barra del fondo y pedir un cerveza.
En
la presentación del enérgico rithmanblues “Bailo “, hizo un guiño a Topo que no
debió pillar mucha gente, pero que si los puso a dar saltos con su animoso
estribillo, para enfilar el final en tono más agreste con “Maldigo” la adaptación
del clásico de Willy Dixon popularizada por Howlin’ Wolf, y finalizar con la
festiva “Electroshok” y la aguerrida “Ahora y en la hora”…
...y ya en el bis se
encendieron de nuevo los neones, en este caso azules para marcarse una de AC DC
sin complejos con la excitante “Let there be rock” y “Donde nace el rock and
roll” que alargaron en exceso y un tanto innecesariamente, pero ya se sabe,
esto es rock and roll y hay que cumplir con sus liturgias y aunque no abusaron
de ellas ni de sus tópicos salvo el excesivo ¡que tal Madrid!. aunque en el final si
se dejó llevar por palmas, ‘churueis’ y ‘oes oes’mpero vamos, que con lo
ofrecido a lo largo de la noche, y a estas alturas de su carrera… se puede
permitir lo que quieran.
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