22 febrero 2025

KIM DEAL - Nobody Loves You More (4AD/Popstock!). Publicado la wev Rcok and Roll Army.

La que fuera componente fundadora y bajista de Pixies en los 90’, además de formar parte de The Breeders y The Amps, tras una amplia trayectoria musical publica su primer trabajo en solitario, aunque no es la primera vez que presenta canciones bajo su propio nombre, ya lo hizo en 2013
con una serie de singles de vinilo entre los que aparecían incluidas un par de piezas, regrabadas de nuevo para este trabajo “Are You Mine?” y “Wish I Was” escritas y grabadas incluso antes, cuando en 2011, poco después de que la artista de Boston abandonara a los Pixies tras su gira de reunión.
 
Podría ser esa la razón por la que la variedad de registros sonoros es amplia y rica en sonidos, parece más una colección de singles que un unitario larga duración que… curiosamente funciona en su conjunto y lo caracteriza como una de las propuestas más personales de las que han aparecido últimamente por el panorama internacional.
 
Abre el disco la canción titular del mismo, balanceándose entre arreglos de cuerda que aporta un aire cinematográfico… difuminado al unirse a los arreglos de viento, proyectando una irreal sensación de cálido holograma. Lo mismo que en la siguiente “Coast” que con los mismos instrumentos remite a cadencias hawaianas entre palpitantes ambientes tropicales y algo fronterizos. Su inicio recuerda al The Tide is High clásico del rocksteady escrito en 1967 por John Holt y producido por Duke Reid para el grupo jamaicano The Paragons, y que posteriormente versionaron en 1980 Blondie.  Las melodías fluyen sedosas y sugestivas…
 
…pero llega “Crystal Breath” y la cosa cambia, adentrándose la de Massachusetts por las sendas del arrebatador y sucio guitarreo de vocación ruidista y experimental que se extrema en “Big Ben Beat”, emulando o acercándose a su coetánea la ex Sonic Youth, Kim Gordon.  Hasta que llegan “Summerland” y “Come Running” para dejar al oyente pegado a la arena, como cuando la tensión te baja al llegar a la palaya desde la meseta. Entre ambos estados sensoriales “Disobedience” y la que cierra el conjunto “A Good Time Pushed” suenan más reconocibles con la trayectoria compositiva de su autora, funcionando como nexo de unión entre el nervio y la pausa. 
 
Antagónicas sonoridades ya sean distorsionantes y rígidos u ondulantes y templados, para perfilar distintas imágenes de aire onírico y surrealista unas veces, cerebrales y tormentosas otras, como vaídas postales sonoras que narran diferentes momentos de su vida, y es que como ella misma ha comentado cada canción tiene una historia personal detrás… que no olvida a las personas amigas que le han acompañado en las bandas en las que ha formado parte y que colaboran en este disco, salvo lógicamente Pixies, con cuyos miembros no mantiene relación, y que parecen estancados desde su reunión en un intrascendente e involutivo bucle compositivo sin interés… todo lo contrario que su ex-compañera, que evoluciona de manera brillante y sobre todo original. Un gran disco del que se ha hablado poco.

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