El cineasta de Bután muestra la
realidad de su país partiendo de un acontecimiento reciente. En 2006 el rey,
tras décadas en el poder decide modernizar y democratizar el territorio
poniendo fin a la monarquía. Convoca para ello las primeras elecciones de su historia,
que incluye un simulacro de elecciones. Partiendo de ahí el director
enfoca los sucesos desde la comedia: natural y sencilla, pero no ligera, pues
el fondo social que expone, sin criticar, está presente a lo largo de esta
historia que, en definitiva… es una reflexión sobre la modernidad y la
tradición, sin que se ninguna de las dos se imponga, pues aunque que el modelo
estadounidense es el que planea como ejemplo a seguir, la figura del lama como
referente de la comunidad fuertemente enraizado en el país tiene mucho peso
aún.
Contrapesos que refuerzan esta historia de guion ágil, bien sostenida por unos
personajes bien interpretados, algunos nos profesionales, que reflejan las contradicciones en el ámbito
personal y colectivo generadas por sus dudas y deseos, pero también miedos a la
situación de cambio que pueda modificar su apacible forma de vida. No falta una
divertida subtrama en relación con el rifle del título, que expone uno de los
tantos males que oculta el contradictorio paradigma democrático occidental.
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