Si hubiera que buscar una banda actual paradigma de unanimidad no cabría duda, esa es Wilco. Crítica y público coinciden y cada uno desde un mundo u otro converge en proclamarles como uno de los grupos más influyentes de los últimos años. Su prolífico líder no contento con girar y girar con Wilco y colaborar en infinidad de proyectos paralelos (Golden Smoke, Loose Fur, Minus 5, Billy Bragg & Wilco o John & Laurie Stirratt), aun tiene tiempo para embarcarse en una gira en solitario con el inabarcable cancionero que ha ido acumulando a los largo de sus múltiples proyectos. Pero no son Wilco los que actúan esta noche sino Jeff Tweedy que presenta su DVD "Sunken treasure live in the Pacific Northwest", por lo que pesar de lo expuesto los seguidores muestran sus dudas en los foros previos a la actuación.
Aparecerá puntualmente en un escenario extraño, mas dado a las masas que a las propuestas íntimas aunque preparado para la ocasión (parte del público sentad). En seguida con la canción que da título al DVD y "I am trying to break your heart" el recinto se muestra acogedor, luz escasa, respetuosísimo silencio y las canciones desnudas de Tweedy llenando el amplio espacio. Sólo guitarra, mucho arpegio y silencios medidos. Canciones como "Via Chicago" o "Jesus etc" suenan estremecedoras en estas circunstancias, pero Tweedy no se conformó sólo con ellas para emocionarnos, algunas canciones tan dispares e inimaginables para el acústico como "Heavy metal drummer", "Shot in the arm", "I'm the man who love you" e incluso una irreconocible "Spiders (kindsmoke)" se llenaron de matices nuevos y sonaron excelentes en su diversidad.
Canciones escogidas de entre muchos discos y proyectos del que predominaron las del "Summerteeth", aunque tocó todos los palos, con grandes momentos en "California Stars" (Billy Bragg & Wilco), la inevitable "New Madrid" (Uncle Tupelo) o la apreciada "Radio king" (Golden Smoke). En todas ellas consiguió Tweedy mantener una atmósfera confortable y cercana, aunque si hay que poner un pero es la inevitable barrera idiomática que hizo que fueran pocos los momentos de charla coloquial entre público y artista, algo que forma parte de sus actuaciones norteamericanas y que aquí se hechó en falta. Comunicó más que con su plática con sus canciones que no es poco.
Para finalizar un "bis" en la que cantó y tocó la guitarra sin ningún tipo de amplificación ante un público ensimismado del que hay destacar su respetuoso comportamiento (algo cada vez menos habitual). Una actuación para recordar y proclamar definitivamente a Tweedy como uno de los grandes.
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