Estreno como director del escritor y
guionista Graham Moore en cuya hora y tres cuartos de duración se suceden en el
interior de una elegante sastrería de Chicago en los años 30’ en pleno apogeo
de las bandas mafiosas. El director norteamericano plantea por tanto una
película de género aunque desde un punto de vista original más como una obra de
teatro en la que se suceden de forma bien marcada los diferentes actos en los
que los personajes tendrán mayor o menor protagonismo… salvo el siempre
presente Leonard, sastre que trabaja para la mafia o más bien cortador como a
lo largo de la cinta insiste en puntualizar el personaje sobriamente
interpretado por Mark Rylance
Lógicamente se imponen los diálogos y
los giros de guión más o menos impactantes en esta película-obra en la que
todos los personajes ocultan algo y nada es lo que parece. La trama se va
enrevesando entre inteligentes diálogos al límite en el que todos engañan a
todos para conseguir su objetivo… que en algunos y tratándose de mafiosos
consiste en que no te disparen. Existen por tanto momentos para la acción
aunque contenida y los mejores momentos llegan en los minutos en los que el
suspense consigue que el espectador quiera ser partícipe de las decisiones de
los protagonistas. Intriga y acción con guiños tanto a la ‘La soga’ de
Hitchcock como a ‘Reservoir Dogs’ de
Tarantino.
Lastima el final en el que el guión
quiere rizar el rizo de tal manera que el neófito director tira por la borda en
diez minutos las virtudes citadas en un peliculero espectáculo en el peor de
los sentidos… en los que incluso el flemático y elegante sastre de origen
británico pierde se muestra cual protagonista de película de acción en un final
innecesario que no aporta nada. Aún así no deja
de ser recomendable esta película titulada en su versión original como
Outfit.
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