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Sex Pistols: Foto: RoclkLand Fest |
Desde primera hora de la tarde hubo ya buen ambiente para presenciar las
propuestas más cercanas como la de los navarro-argentinos Ciclonautas y su rock de tintes stoner
y melódicos, también el regreso de PiLT generó buena presencia de
público con su siempre fiable dosis de melódico y futurista metal industrial.
Metal que continúo en su versión friky-teatral de aire épico y un tanto
grotesco del septeto australiano Battlesnake. Se hablaba mucho y bien de
The War and Treaty y la expectación generada se vio satisfecha con buena
presencia de público que colmó sus expectativas con una actuación enérgica de
la pareja formada por Michael Trotter Jr y Tanya Trotter que ofreció cuarenta y
cinco escasos minutos de soul-gospel, rithmanbluesero con intenciones country aunque el banjo no
sonaba nada en un discretísimo segundo plano, y es que el dúo vino reforzado
por una nutrida y excesiva banda, con algunos jovencísimos miembros en modo
becario-presencial más que otra cosa. No importó porque tenían munición de
sobra tanto en el aspecto vocal y coral, como en los teclados y la sección
rítmica de vientos. Primer gran momento del día reivindicación de derechos
ciudadanos incluida.
Con Refused llegaron los primeros pogos de
la jornada con una buena multitud de infatigables seguidores armando una buena en las filas adelantadas.
Gran actuación de los suecos liderado por un reivindicativo Dennis Lyxzén que
no cesó en su necesarias proclamas por la situación actual de este mundo.
Fueron a más ganándose también al resto del público que vibró con su
hardcore-punk enérgico y experimental a ratos, sin olvidarse de las melodías.
Se hincharon a vender camisetas y bolsos con el precioso diseño del The Shape Of Punk To Come clásico de su
discografía del que se nutrieron a fondo como protagonista de un repertorio
brutal en su gira de despedida. Energía que en el mismo escenario principal le
faltó a Sex Pistols ft. Frank Carter que sin
Johnny Rotten pero con los tres miembros originales restantes no lograron
defender su propio legado de imperecederos y excitantes himnos. La banda más influyente del punk tocó
todo lo que tienen que es poco, pero intachable, no hace falta nombrar
canciones, pero sonaron como si las tocara cualquier otra banda, a pesar de los
esfuerzos del voluntariosos y entregado Frank Carter que hizo lo que pudo y más
(se lanzó con ganas a cantar entre el público) sustituyendo al insustituible….
que no aparecía ni siquiera en las imágenes proyectadas de fondo que
rememoraban sus tiempos dulces. Ni la versión del “No Fun” de los Stooges ni el
“My Way” lograron encender al gentío, salvo a incondicionales entregados a
todo. Solo en el cierre con “Anarchy in the UK” con Dennis Lyxzén, enardecido por su actuación
anterior, las cosas parecieron ser como deberían haber sido.
Entre
ambas actuaciones se intercaló en el segundo escenario el pop guitarrero alternativo y post-punk de Alcalá Norte uno de los grupos del
momento, que congrego a una buena multitud y
que sigue creciendo en escenarios grandes aunque con el repertorio
lógicamente limitado por las canciones de su exitoso estreno homónimo, ayudado
por algunas nuevas aportaciones como “10K” la versión del “10.000” incluida en
el disco homenaje al Super 8 de Los
Planetas. Destacable sonido de teclados y voces para una laboriosa actuación en
la que no faltó “La Vida Cañón”, su particular y dignísima verbena pop del
verano que presentaron con palabras similares quitándose trascendencia. El ese
mismo escenario y cambiando radicalmente de propuesta aparecieron Los
Zigarros banda de rock and roll de toda la vida ya consolidada y con un
bagaje de canciones y directos bien vertebrados. Intachables como banda, los
hermanos Tormo y compañía manejaron el escenario guiando al público son soltura
entre estallidos de rock canalla y riff stoniano, rithmanblues en efectivo medio
tiempo y rock juvenil tequilero. Todo ello impecablemente ejecutado, pero parecían
ir con el piloto automático. Tienen calidad y oficio para ofrecer algo más y
adoptar riesgos, aunque al público pareció bastarle… que no es poco.
Cerraron
la jornada los australianos Jet que
fueron inspirándose y ganando presencia según avanzaba la noche. No es que
comenzaran mal, pero la intensidad se fue palpando con un sonido potente y
electrizante según aparecían sus clásicos “Last Chance” o “Rip It Up”, e himnos como la pegadiza y exitosa “Are you gonna
be my girl” o la versión de sus queridos AC/DC It’s a long way to the Top”, que
espolearon al muchísimo público que aún resistía a una última descarga de buen
rock garagero contemporáneo de guitarras alfadlas y riffs cortante, que igual
bebía de los Who más salvajes que de los Stones más febriles. Sin concesiones
salvo en un par de preciosos y necesarios tempos lentos que a esas horas
sirvieron para reponer fuerzas o dar fin a una jornada ¡bien completa!
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