Ensayo
informal, pero no por ello falto de interés y sobre todo de rigor en sus
atinadas apreciaciones., que a lo
largo de sus cientonoventa páginas, expone como el vocablo utilizado en el
título para definir la ostentación del mal, ha dejado de ser un elemento de
crítica ingenioso utilizado por el humor, para convertirse en una eficaz arma
de propaganda de masas y en una dañina herramienta de control ideológico
que el poder, tanto político como
económico, utiliza sin disimulo, más bien con auténtico descaro, mentira
asumida incluida.
El ser malo y además parecerlo para
ser reconocido y triunfar ante el buenismo, que no buenrollismo, de la mayoría
de las personas decentes, mostrada a gran escala y con pelos y señales con
ejemplos cotidianos en el quo los políticos de todo el mundo y especialmente
los más cercanos, ganan popularidad según aumenta la desfachatez de sus palaras
y actos: calificar de «mantenidos subvencionados» a los desfavorecidos
afectados por una pandemia… un alcalde se jacta de que no hará nada en absoluto
por aquellos estudiantes y trabajadores que no pueden acceder a una vivienda
digna en la ciudad que gestiona… o mostrarse agresivamente contrario a
consensos de mínimos como la justicia social o la Agenda 2030. Lo hace el autor
dando nombres y apellidos y aludiendo directamente a las fuentes; visuales o
escritas documentadas para su consulta pública…
…por no hablar del negacionismo en
sus diferentes vertientes: epidémicos, climáticos, genocidios en guerras
actuales… barbaridades de todo tipo vomitadas en sus cómplices herramientas de
difusión vía redes con los que el vitoriano asentado en Madrid, logra angustiar, aún siendo tratados con humor con
conceptos como: nazis del misterio, magufada, regresía, fachosfera… pero el
malismo aparece también en esferas menos elevadas mostrada en la bajeza mora
muchas veces del biempensante y políticamente correcto individuo que con superioridad
moral mira, en el menor de los lesivos casos, a los diferentes: minoráis y
desfavorecidos, pero se muestra sumiso
con su jefe… o a menor escale, pero con el mismo trasfondo, con el lenguaje
malista como medio para obtener beneficios comerciales.
La obra concluye con un epílogo en
el que el propio autor comenta que según la situación expuesta, ha decidido
retirar de las historietas a Herminio Bolaextra su más célebre personaje de
humor creado en 1987, un pícaro aprovechado y gamberro políticamente
incorrecto, al que este último concepto le mismo le ha superado por ambos
flancos… y es que la terrible realidad supera la ficción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario