El segundo trabajo de los angelinos es un rico muestrario de psicodelia
pop y rock alternativo de tintes electrónicos, que consigue momentos de
efervescencia guitarrera y ritmos en febril trip-hop y colorido sonido madchester.
La caja de ritmos, a medio camino entre Stereolab y Happy Mondays, es
protagonista, utilizada de forma versátil para recrearse en diferentes frentes
sonoros: felices y floreados «Soonish», inquietantes y cercanos a un vaporoso space-rock de ritmo primero
tecnotrónico y al final tribal! «Unshaped Road», poliédrico y bipolar, «Blue
Dada» (dos canciones en una), punk en su versión oscura y acuosa «Nullspace» o
arty y dislocada «Minus World», y algún congelado destello motórico «Psychic Battery».
Avanzan además, con el teclado como principal
activo, por futuristas y seductores piezas instrumentales con sonidos de la naturaleza:
onírica «Sudden Flutes» y abstracto: «Opaline Bubbletear» y «Godspin». Aquí hay
más de lo que sus influencias indican. Hay mucha energía libre.
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