Tras cinco años desde que se publicó su último disco de nombre homónimo (si exceptuamos el cd-ep de versiones anterior), los de Brooklin aparecen con nuevas canciones. Gary Olson sigue al frente como único superviviente de la banda que comenzó allá por 1996. Grupos paralelos en crecimiento, deserciones, fallecimientos, ...
Nos encontramos con un disco que, en cuanto a melodías, bebe de la mejor tradición de pop inglés de los 80', (The Smith), sin olvidarse de los 90 (The Divine Comedy), pero si nos fijamos en las guitarras, las influencias tienden al brillo y luminosidad de las bandas de la costa oeste años 60' 70' (Brian Wilson o Arthur Lee y sus proyectos primigenios). Claros ejemplos ya desde el comienzo del disco, con la radiante y soleada "This days from now", también con la pegadiza "Always on the telephone"
Buenos referentes que se plasman en canciones pop redondas y con personalidad propias, unas veces son los punteos de guitarra limpios los protagonistas ¡¡¡ habrán oído a Luna, la banda de Dave Wareham !!! otras los arreglos orquestados de cuerda o vientos, en muchas la voz grave de Gary Olson, ...
"I'm not mad enought" es otro ejemplo brillante, a pesar de que las comparaciones con Belle & Sebastian puedan parecer inevitables, la luminosidad de esta canción nos llega de forma menos directa, a través de un juego de tres minutos y medio entre guitarras que se esconden y aparecen entre una orquestación contenida. Ambos se baten en duelo final.
Pero hay más por descubrir en este disco que atrapa a cada escucha. "This old chase" se sale de la dinámica aludida, nos muestra el lado más áspero, una voz de "crooner" recitando a lo Lou Reed en contrapunto a las guitarras limpias y vientos dulzones. Básica y genial. En "Broken links" se adentra sin complejos en los sonidos del medio oeste, con unas trompetas que abren sendas transitadas por bandas como Calexico.
"Terry" o "Lord don't pass me by" nos recuerdan a Dustin Hoffman y John Voight en "Cowboy de medianoche" mientras suena "Everybodys is talking" de Harry Nilsson o a Robert Redford y Paul Newman en "Dos hombres y un destino" mientras es la canción de Burt Bacharach que da títulos a la película la que suena.
Un disco que rompe con la etiqueta de grupo "sixty" y que le sitúa como un valido defensor del pop atemporal con inlfluencias varias y bien asimiladas. Un disco excelente.
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